¿Sería yo apto para ser pastor según Jesús?
Examinados por los hermanos
Jon Bloom, maestro y cofundador de Desiring God, reflexiona sobre su propia ordenación y se pregunta si los examinadores se enfocaron demasiado en sus conocimientos intelectuales.
La importancia de las obras
Bloom sugiere que Jesús hubiera enfatizado más las obras de los candidatos, preguntándoles sobre cómo sus conocimientos teológicos se traducían en acciones visibles que beneficiaran a otros.
Los verdaderos portadores de luz
Según Bloom, los cristianos que verdaderamente brillan no son necesariamente los más inteligentes o talentosos, sino los que viven con un corazón de servicio y amor sacrificial. Sus acciones demuestran que valoran a los demás por encima de sí mismos y persiguen su bienestar.
La transformación del Espíritu
Bloom reconoce que su conocimiento teológico es un regalo, pero anhela que Dios lo transforme para que sus obras reflejen más la luz de Jesús.
Oración por la transformación
Bloom ora para que Dios lo examine a fondo, transforme su corazón y lo haga un verdadero hacedor de la palabra, para que su vida sea una ciudad en una colina que glorifique a Dios.
Preguntas Frecuentes
¿Cuáles son las cualidades que hacen brillar a una persona según Jesús?
- Servidumbre de corazón y amor sacrificial.
- Amor constante en palabras y acciones.
- Humildad y consideración hacia los demás.
- Priorizar el bien de los demás sobre la aprobación personal.
¿Cómo espera Jesús que los pastores demuestren su comprensión teológica?
- A través de obras tangibles que produzcan luz y beneficio para los demás.
- Ejemplos específicos de persecución o revuelo causados por sus acciones.
- Testimonios de personas que han dado gloria al Padre debido a sus buenas obras.
¿Por qué es importante que los pastores sean hacedores de la palabra?
- Porque las obras dan testimonio de la realidad y el poder de las palabras de Jesús.
- Porque las obras exponen la luz de Jesús en los lugares oscuros del mundo.
- Porque las obras atraen y provocan a otros, exponiendo tanto el pecado como la gracia.