Liberados de la Ley, Viviendo en el Espíritu
La Unión con Cristo Rompe el Dominio del Pecado
Cuando somos justificados por la fe, no solo estamos libres de la condenación, sino que también quedamos libres del dominio del pecado. Esto no se debe a nuestro propio esfuerzo, sino a nuestra unión con Cristo.
Romanos 7:4 explica que al morir con Cristo, hemos muerto a la ley. Esto significa que la ley ya no tiene poder para condenarnos o exigirnos obediencia. Pero no hemos quedado sin ley. En cambio, hemos sido unidos a Cristo, el que resucitó de entre los muertos.
El Espíritu Santo Transforma Nuestras Vidas
Romanos 7:6 dice que hemos sido liberados de la ley "para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en vejez de letra". Esto significa que el Espíritu Santo ahora vive en nosotros, transformando nuestras vidas desde adentro hacia afuera.
El Espíritu Santo no nos hace cumplir la ley externamente. En cambio, escribe la ley en nuestros corazones y crea un nuevo deseo dentro de nosotros de obedecer a Dios. Esto da como resultado un servicio que fluye de un corazón transformado, no de una obligación externa.
La Fruta del Espíritu
La unión con Cristo y la obra del Espíritu Santo producen fruto en nuestras vidas. Gálatas 5:22-23 enumera el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio.
Cuando vivimos en el Espíritu, estas cualidades se manifiestan en nuestras vidas. Servimos a Dios no por obligación, sino porque amamos a Cristo y queremos agradarle. No continuamos pecando, porque el pecado ya no tiene dominio sobre nosotros.
La justificación por la fe no conduce a una vida sin ley, sino a una vida de libertad y servicio. Estamos libres de la condenación y el dominio del pecado, y estamos empoderados por el Espíritu Santo para vivir vidas que honren a Dios.
Preguntas frecuentes sobre la justificación por la fe y la muerte a la ley
¿Qué es la justificación por la fe?
Ser declarado justo ante Dios a través de la fe en Jesucristo, independientemente de las obras o el cumplimiento de la ley.
¿Por qué es importante la justificación por la fe?
Porque nos libera de la condenación eterna y nos da derecho a una relación correcta con Dios.
¿Cómo podemos recibir la justificación?
Solamente a través de la fe en Jesucristo, quien murió en nuestro lugar y pagó el precio de nuestros pecados.
¿Qué significa morir a la ley?
Renunciar a la dependencia de la ley para obtener la justificación y confiar únicamente en la obra de Cristo en la cruz.
¿Por qué es necesaria la muerte a la ley?
Porque la ley revela nuestro pecado y nos condena, pero no puede proveer salvación.
¿Qué produce la muerte a la ley?
Libertad del dominio del pecado y el poder para servir a Dios en "novedad de espíritu".
¿Cómo podemos experimentar la transformación después de morir a la ley?
Mediante la morada del Espíritu Santo, quien trabaja en los corazones de los creyentes para producir frutos de justicia y santidad.
¿Debemos seguir pecando después de ser justificados?
No, porque el pecado ya no tiene dominio sobre nosotros gracias a la obra de Cristo y la presencia del Espíritu Santo.
¿Qué papel desempeña el Espíritu Santo en la vida de los justificados?
El Espíritu Santo nos transforma, nos guía, nos empodera y nos sella como propiedad de Dios.