¿Es la batalla mía o de Dios?
El mensaje de Dios para un ejército abrumado
En el libro de 2 Crónicas 20, el rey Josafat y el pueblo de Judá se enfrentan a un vasto ejército enemigo. Frente a tan abrumadora amenaza, el miedo y el desánimo se apoderan de sus corazones. Pero entonces, llega un mensaje de Dios a través del profeta Jahaziel: "La batalla no es vuestra, sino de Dios".
No temas, no te desanimes
Dios les asegura que no deben temer ni desanimarse, porque la batalla no es suya sino suya. No tendrán que pelear ni siquiera, sino simplemente tomar posiciones y observar cómo Dios les da la victoria.
La intervención de Dios
Dios promete estar con ellos y luchar por ellos. Les ordena marchar contra el enemigo al día siguiente, confiando en que él los librará. Les dice que no se asusten ni se desanimen, pues él estará con ellos.
Una lección valiosa
Esta historia nos enseña que cuando nos enfrentamos a desafíos abrumadores, debemos recordar que las batallas no son nuestras, sino de Dios. Debemos confiar en su poder y protección, y no dejar que el miedo o el desaliento nos venzan.
Pasos para confiar en Dios en la batalla
- Reconoce que la batalla es de Dios: No es nuestra responsabilidad luchar nuestras propias batallas. Dios es el único que puede ganarlas.
- Confía en su poder y protección: Dios es todopoderoso y está dispuesto a luchar por nosotros.
- No te desanimes: Aunque la batalla parezca difícil, debemos mantener la esperanza y confiar en que Dios nos dará la victoria.
- Toma posiciones y observa: Dios quiere que descansemos en él y observemos cómo él obra.
Preguntas frecuentes sobre 2 Crónicas 20:15,17
¿Qué mensaje dio Dios al rey Josafat y al pueblo de Judá?
Dios les aseguró que no debían temer ni desanimarse ante el gran ejército enemigo, porque la batalla no era suya sino de Dios.
¿Cómo se libraría la batalla?
Dios les dijo que no necesitarían luchar, sino que debían posicionarse, permanecer firmes y presenciar la salvación del Señor.
¿Qué promesa hizo Dios al pueblo de Judá?
Dios prometió que estaría con ellos y que les daría la victoria.
¿Qué se le dijo al pueblo que hiciera al día siguiente?
Se les ordenó que salieran a enfrentar al enemigo, confiando en que el Señor estaría con ellos.
¿Qué lección podemos aprender de este pasaje?
Debemos confiar en Dios y no temer ante los desafíos de la vida, porque Él es quien lucha nuestras batallas y nos da la victoria.