El asombroso gozo de Jesús
El hombre de dolores
Isaías profetizó sobre el venidero "siervo sufriente" de Dios: "Fue despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto". Sabemos que este siervo sufriente sería el Mesías prometido, Dios mismo en carne humana, que vendría a rescatar a su pueblo.
Sostenido en el dolor
Jesús no podría haber llevado nuestros dolores y tristezas sin algo más profundo y duradero. Soportó burlas, golpes y salivazos sin ocultar su rostro. Sintió profundamente el dolor de la humanidad y se entristeció por los que lloraban.
Gozo profundo y habitual
A pesar de los dolores que enfrentó, los evangelios revelan que Jesús era un hombre de gozo inquebrantable. Experimentó un gozo profundo y habitual que lo sostenía.
Encuentra gozo en su Padre
El gozo de Jesús no dependía de sus logros o circunstancias. Su alegría radicaba en su relación con su Padre. Se deleitaba en ser un hijo de Dios, en recibir de Él y en conocerlo.
Gozo en medio del sufrimiento
Incluso en los momentos más difíciles, como su crucifixión, el gozo de Jesús seguía siendo su fuerza. Enduró el sufrimiento por el gozo que le esperaba, el gozo de ver a los pecadores arrepentidos y entrar en comunión con su Padre.
Comparte su gozo con nosotros
Jesús no nos pide que simplemente seamos felices. Quiere que experimentemos su propio gozo, el gozo de conocerlo y de ser sus seguidores. A través de su Palabra y su Espíritu, vierte su capacidad de gozo en nosotros.
Gozo eterno
El gozo de Jesús no es temporal. Es un gozo que perdurará para siempre. En la eternidad, entraremos en la plenitud del gozo de nuestro Maestro, donde experimentaremos alegría inexpresable y gloria eterna.
Preguntas frecuentes sobre el gozo de Jesús
¿Por qué Jesús, el Hijo de Dios, se convirtió en un "hombre de dolores"?
R: Jesús asumió nuestros pecados y sufrimientos al hacerse humano para salvarnos.
¿Qué sostuvo a Jesús en sus sufrimientos?
R: El gozo profundo y habitual que tenía con su Padre.
¿Cómo podemos compartir el gozo de Jesús?
R: Al leer y recibir sus palabras, que nos llenan de la alegría del Espíritu Santo.
¿Qué promesa de gozo nos hace Jesús?
R: Nos invita a "entrar en el gozo de nuestro amo" en la eternidad.
¿Cómo podemos experimentar el gozo de Dios en nuestras propias vidas?
R: Al cultivar una relación íntima con Dios, poniendo nuestra fe y confianza en Jesucristo.