¿Tienen derecho a vivir de su trabajo los que predican el Evangelio?

La defensa de Pablo de su apostolado

El apóstol Pablo afirma con valentía sus derechos como predicador del Evangelio. Como apóstol elegido por Dios, afirma haber visto al Señor Jesucristo resucitado y ser un instrumento para llevar a los corintios a la fe. Por lo tanto, considera que su apostolado es incuestionable.

Pablo también defiende su derecho a recibir apoyo material de aquellos a quienes sirve espiritualmente. Pregunta retóricamente si los demás trabajadores no tienen derecho a ser sustentados por quienes se benefician de su trabajo. Utiliza el ejemplo de los soldados, los agricultores y los pastores para argumentar que los predicadores también merecen ser compensados por su servicio.

El principio del apoyo mutuo

Pablo enfatiza el principio del apoyo mutuo dentro de la comunidad cristiana. Señala que aquellos que trabajan en el templo y en el altar reciben su sustento de las ofrendas y los sacrificios. De manera similar, los predicadores del Evangelio deben ser sostenidos por aquellos que reciben los beneficios de su ministerio.

Sin embargo, Pablo aclara que nunca ha utilizado estos derechos. Su objetivo es predicar el Evangelio de forma gratuita, sin convertirse en una carga para nadie. Considera su ministerio como un privilegio y una responsabilidad que no busca recompensas materiales.

El ejemplo de Cristo

El modelo de Pablo es el propio Cristo, quien se hizo siervo de todos y no buscó su propia gloria. Al seguir el ejemplo de Cristo, Pablo se vuelve un esclavo de todos para ganarlos para Dios. Adapta su comportamiento a diferentes culturas y grupos para llevar el mensaje del Evangelio a todos.

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Pablo enfatiza la importancia de una vida disciplinada y sacrificada para los predicadores. Se compara con un atleta que entrena rigurosamente para ganar el premio. Del mismo modo, los predicadores deben disciplinar su cuerpo y su mente para ser eficaces en su ministerio.

La recompensa eterna

Pablo concluye reiterando que la verdadera recompensa por predicar el Evangelio no es material sino eterna. Al ayudar a otros a alcanzar la salvación, los predicadores aseguran su propio lugar en el reino de Dios. Por lo tanto, insta a los cristianos a esforzarse por ganar el premio de la vida eterna, corriendo "para ganar".

Preguntas frecuentes sobre los derechos de quienes predican el Evangelio

¿Qué derechos tienen los que predican el Evangelio?

  • Derecho a recibir apoyo de aquellos a quienes sirven espiritualmente (v. 11)
  • Derecho a recibir comida y bebida de aquellos que se benefician de su ministerio (v. 13-14)
  • Derecho a predicar sin cobrar (v. 18)

¿Por qué Pablo no usó sus derechos?

  • Para evitar ser un obstáculo para el Evangelio (v. 12)
  • Porque se sentía obligado a predicar por Dios (v. 16)

¿Qué recompensa reciben los que predican el Evangelio?

  • La oportunidad de predicar el Evangelio sin cobrar (v. 18)
  • La bendición de llevar a otros a Cristo (v. 23)
  • Un premio eterno en el cielo (v. 25)

¿Cómo podemos apoyar a los que predican el Evangelio?

  • Proporcionándoles apoyo financiero (v. 11-12)
  • Recibiendo su predicación y enseñanzas (v. 14)
  • Viviendo una vida que glorifique a Dios (v. 23)

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