¿Te preocupas demasiado? ¡Existe un remedio!

Recuerda y ora

La preocupación es un enemigo insidioso que puede robarnos la paz y la felicidad. Pero no tiene por qué ser así. Podemos encontrar libertad en Dios, que es fiel y poderoso.

Cuando la preocupación nos invade, recordemos todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Meditemos en su amor y cuidado, y confiemos en que Él nunca nos abandonará. Esta confianza en Dios es la clave para vencer la preocupación.

Además de recordar, también debemos orar a Dios. Él nos invita a llevarle nuestras preocupaciones y a confiar en Su ayuda. En Filipenses 4:6, la Biblia nos dice: "No se preocupen por nada, sino que oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que ha hecho".

Oración para un corazón preocupado

Querido Dios,
Perdóname por intentar controlar las cosas en lugar de orar a Ti, el que todo lo controla. Te entrego mis preocupaciones y ansiedades, confiando en que las cuidarás. Ayúdame a recordar Tu amor y fidelidad, y a confiar en que Tú tienes todo bajo control. Concédeme Tu paz y guía en medio de las tormentas de la vida. En el nombre de Jesús, amén.

¿Lucho con la preocupación?

Sí, el texto reconoce que la preocupación es una experiencia humana común, especialmente para las madres. La autora admite que se preocupa por sus hijos, su salud, su aprendizaje y su capacidad para llegar a la hora de dormir cada día. También se preocupa por pagar las facturas, los viajes de trabajo de su esposo y los resultados de las pruebas médicas.

¿La preocupación es un pecado?

El texto sugiere que la preocupación es un "pecado aceptable", una de esas faltas que se pasan por alto con frecuencia debido a su prevalencia. Si bien todos sabemos que no debemos preocuparnos, a menudo la disimulamos y la llamamos estrés.

¿Es posible liberarse de la preocupación?

El texto afirma que la confianza en Dios es la clave para expulsar la preocupación. Al recordar la fidelidad de Dios en el pasado, podemos desarrollar confianza en su cuidado soberano en el presente y el futuro. Además, el autor anima a los lectores a orar a Dios, confiando en él con sus preocupaciones y recibiendo a cambio la paz que anhelan.

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