¿Son los cristianos demasiado intencionales al salir con alguien?
El dilema de los comienzos
Al inicio de una relación, los cristianos pueden caer en dos extremos opuestos:
Exceso de intencionalidad
Algunos, con buenas intenciones, se vuelven demasiado intencionales. Analizan cada interacción y acción, buscando señales de compatibilidad a largo plazo. Se centran en conocer la familia de origen, la personalidad y el carácter.
Sin embargo, esto les hace perderse la belleza del momento presente. Se preocupan tanto por el futuro que olvidan disfrutar el presente.
Falta de intencionalidad
En el otro extremo, hay quienes no son lo suficientemente intencionales. Saltan de relación en relación, buscando el subidón del enamoramiento. No piensan en la sostenibilidad o en el daño que puedan causar.
El camino intermedio
Afortunadamente, existe un camino intermedio entre estos extremos. Considera estos consejos:
Disfruta el momento
No te obsesiones con si la persona es tu futura pareja. En su lugar, disfruta de conocerla.
Crea recuerdos
Guarda los recuerdos de los momentos especiales, como entradas de cine o canciones que bailaron juntos. Estos recuerdos te ayudarán a recordar el amor que compartieron.
Confía en Dios
Recuerda que Dios está en control. Incluso si tus planes no salen como esperabas, Él tiene un propósito. Confía en su voluntad amorosa.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué es importante recordar nuestros comienzos?
Según la Biblia, recordar nuestros orígenes nos ayuda a navegar el presente y anticipar el futuro.
¿Cuáles son dos problemas comunes en las parejas en la etapa inicial de enamoramiento?
- Hiper-intencionalidad: enfocarse excesivamente en analizar y planificar el futuro de la relación, perdiendo el encanto del momento.
- Menor intencionalidad: buscar la euforia de la infatuación sin considerar la longevidad o el bienestar de los involucrados.
¿Qué sugiere el autor para equilibrar estos problemas?
- Disfrutar los momentos presentes sin preocuparse por el futuro.
- Crear recuerdos especiales para rememorar en tiempos difíciles.
- Confiar en la voluntad de Dios en lugar de intentar controlar el futuro.