¿Son el primer y último mandamientos esencialmente el mismo?

El mandamiento de amar a Dios

¿Alguna vez te has preguntado si el primero y el último de los Diez Mandamientos son el mismo? El primer mandamiento declara: "No tendrás otros dioses delante de mí" (Éxodo 20:3).

El significado de este mandamiento es que Dios, nuestro Creador, exige nuestra adoración exclusiva. Es un esposo celoso que se enfurece cuando su esposa le es infiel con otros dioses. Por lo tanto, nuestro amor, afecto y deleite deben pertenecer solo a Él, sin mezclarlo con nada más.

El mandamiento de no codiciar

El último mandamiento estipula: "No codiciarás" (Éxodo 20:17). El apóstol Pablo afirmó en Colosenses 3:5 que "la codicia es idolatría".

La codicia es un deseo que surge de nuestra falta de satisfacción en Dios. Cuando nuestro anhelo por Él se debilita, otros deseos se infiltran para llenar el vacío. Este tipo de deseo es malo porque expresa nuestra insatisfacción con el Señor.

La conexión entre los mandamientos

La codicia es un deseo que crece en intensidad a medida que el deseo por Dios disminuye. Por lo tanto, el primer mandamiento, que ordena amar a Dios sobre todas las cosas, y el último mandamiento, que prohíbe la codicia, son esencialmente el mismo. Ambos nos instan a centrar nuestros corazones y mentes en Dios, evitando cualquier cosa que pueda distraernos de Él.

¿Son el primer y último mandamiento esencialmente el mismo mandamiento?

Sí, según el pastor John Piper, el primer y último mandamiento son el mismo mandamiento esencialmente. El último mandamiento expande el primero, revelando que la codicia es una forma de idolatría.

¿Cuál es el primer mandamiento?

"No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Éxodo 20:3).

¿Cuál es el último mandamiento?

"No codiciarás" (Éxodo 20:17).

¿Por qué la codicia es idolatría?

Porque la codicia es un deseo que expresa falta de contentamiento en Dios. Cuando nuestro deseo por Dios disminuye, otros deseos aumentan para llenar el vacío. Esto se considera idolatría porque las cosas deseadas se convierten en dioses falsos.

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