¿Siempre bondadoso, pero nunca seguro?
Enfrentando el temor a Dios
En el corazón de la experiencia israelita con Dios yacía una paradoja fascinante: un Dios profundamente bondadoso pero también terriblemente poderoso.
Cuando Dios los liberó de la esclavitud en Egipto, mostró su poder y misericordia de formas asombrosas. Plagas, división del Mar Rojo y una nube protectora guiaron su camino. Pero a pesar de estas manifestaciones, su fe vaciló.
Falta de confianza en la bondad de Dios
El núcleo del problema de Israel no era la falta de temor, sino la falta de confianza en la bondad de Dios. Creían que sus propios caminos eran mejores que los de Dios, que su propia bondad superaba la de Él.
Como Aslan en "Las Crónicas de Narnia", Dios no era seguro, pero era infinitamente bueno. Los israelitas tenían que reconocer esta bondad como la base de su temor.
El temor de Dios nos acerca
El temor a Dios no busca distancia, sino cercanía. Cuando tememos a Dios, reconocemos su grandeza y poder, pero también su gracia y misericordia.
Esta comprensión nos lleva a apartarnos del pecado y acercarnos a Él. En cambio, cuando no confiamos en la bondad de Dios, huimos de su presencia, incurriendo en la muerte espiritual.
Cristo, nuestro Sumo Sacerdote perfecto
A través de Cristo, Dios ha allanado el camino para que nos acerquemos a Él. Cristo, el único que temió perfectamente al Señor, nos invita a confiar en su temor para acercarnos a Dios.
El temor a Dios no es un sentimiento de terror, sino una profunda reverencia basada en la confianza en su bondad. Cuando le tememos, no nos alejamos, sino que nos acercamos, confiados en su gracia y misericordia.
¿Por qué los israelitas no aprendieron su lección a pesar de presenciar tantos milagros?
Los israelitas no aprendieron su lección porque no creían en la bondad de Dios. Creían que su propio camino era mejor que el suyo y que su propia bondad era mejor que la suya.
¿Cuál es la diferencia entre el Dios de Israel y los dioses de otras naciones?
El Dios de Israel no buscaba un miedo nacido del castigo, sino un miedo nacido del conocimiento de su carácter. Es grande, temible y poderoso, pero también es humilde, compasivo, amoroso, tolerante y personal.
¿Por qué es importante temer a Dios?
Temer a Dios es importante porque nos lleva a apartarnos del pecado y acercarnos a Él. Es una fuente de vida que nos aleja de las trampas de la muerte.
¿Cómo podemos acercarnos a Dios hoy?
Podemos acercarnos a Dios hoy a través de Su Hijo, Jesucristo. Jesucristo es nuestro Sumo Sacerdote que nos permite acercarnos a Dios con confianza, sabiendo que Él es misericordioso y lleno de gracia.