En Lucas 9:57-62, mientras Jesús viaja hacia Jerusalén, se le acercan tres hombres que expresan su deseo de seguirlo. Sin embargo, Jesús les advierte de los sacrificios inherentes al discipulado, desafiando sus expectativas y prioridades.
El Primer Hombre:
Jesús le dice al primer hombre que “las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo tienen nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (v. 58). Esto implica que la vida de un discípulo será nómada y difícil, sin las comodidades de un hogar fijo. Es esencial contar los costos antes de comprometerse con el discipulado, reconociendo que no es una decisión casual.
El Segundo Hombre:
El segundo hombre pide permiso para enterrar a su padre antes de seguir a Jesús, pero Jesús responde: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú, ve y anuncia el reino de Dios” (v. 60). Jesús enseña que el discipulado debe tener prioridad sobre las obligaciones familiares, incluso en tiempos de duelo. El reino de Dios es de suma importancia y requiere una dedicación completa.
El Tercer Hombre:
El tercer hombre desea despedirse de su familia antes de seguir a Jesús, pero Jesús le dice: “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios” (v. 62). El discipulado requiere un compromiso inquebrantable. Mirar hacia atrás a las cosas que uno deja atrás puede obstaculizar el progreso espiritual.
Priorizar el Reino de Dios
Estos encuentros destacan el sacrificio y la prioridad que conlleva seguir a Jesús. Jesús no busca seguidores casuales, sino discípulos que estén dispuestos a renunciar a todo por la causa del reino de Dios. El discipulado no es simplemente una creencia o una afiliación religiosa; es un compromiso que cambia la vida y que requiere una entrega total.
El pasaje también desafía las normas sociales que pueden obstaculizar el discipulado. Las obligaciones familiares y los lazos emocionales pueden parecer barreras insuperables, pero Jesús enseña que el reino de Dios debe tener prioridad.
Además, el ejemplo de Jesús sirve como un poderoso recordatorio del verdadero sacrificio. Se entregó completamente a la misión de Dios, incluso hasta el punto de la muerte en la cruz. Su vida demuestra que seguir a Jesús no es una decisión fácil, pero es un camino que conduce a una vida significativa y eterna.
Lucas 9:57-62 presenta un desafío profundo para los cristianos que buscan seguir a Jesús. Enfatiza el costo del discipulado, la importancia de priorizar el reino de Dios y los desafíos sociales que pueden surgir. Sin embargo, el ejemplo de Jesús ofrece esperanza e inspiración, demostrando que el camino del discipulado, aunque difícil, es un camino de propósito y recompensa eternas.
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