¡Rehabilita tu fe con el plan de Dios!
¿Tu fe está en crisis? No estás solo
Si te sientes cansado, desanimado o dudas de tu fe, no eres el único. La carta a los Hebreos está escrita para cristianos que están al borde del precipicio, a punto de perder su confianza en Dios.
El programa de rehabilitación de la fe de Dios
El autor de Hebreos nos exhorta a levantar nuestras manos caídas, fortalecer nuestras rodillas débiles y enderezar nuestros pasos. Estos ejercicios no son fáciles, pero son esenciales para restaurar nuestra fe.
Al igual que un paciente de rehabilitación, necesitamos un plan para fortalecer nuestra fe. Este plan incluye:
- Escuchar la voz de Dios: Sumergirnos en su Palabra y escuchar su mensaje.
- Tener el oído de Dios: Aprender a orar con efectividad y conectar con Él.
- Pertenecer al cuerpo de Dios: Disfrutar de la comunidad y el apoyo de otros creyentes.
El dolor de hoy es por la paz de mañana
El camino de la rehabilitación de la fe puede ser doloroso. Implica esfuerzo y sacrificio. Pero bajo la guía de Dios, nuestro Gran Médico, estos ejercicios nos fortalecerán y traerán paz y alegría a nuestra fe.
No te resistas a la gracia. Abraza los hábitos de gracia. Dios usará estos ejercicios para quitar el dolor de hoy y acercarte a la paz del mañana.
¿Cuáles son los libros favoritos de Jon Bloom de la Biblia?
Jon Bloom menciona que la epístola a los Hebreos es uno de sus libros favoritos de la Biblia.
¿Cómo anima el autor de Hebreos a los cristianos cansados?
Los anima a "levantar las manos caídas y las rodillas débiles, y enderezar los caminos para sus pies, para que el cojo no se desvíe, sino que más bien sea sanado" (Hebreos 12:12-13).
¿Qué tres tipos de ejercicios conforman el programa de rehabilitación de fe de Dios?
El programa incluye:
- Escuchar la voz de Dios (empaparse de sus palabras)
- Tener el oído de Dios (aprender a orar de verdad)
- Pertenecer al cuerpo de Dios (disfrutar de los beneficios de la comunión bíblica)
¿Cómo se relaciona la rehabilitación de la fe con el dolor?
La rehabilitación de la fe puede ser dolorosa, pero ese dolor es necesario para la sanidad y el fortalecimiento. El dolor presente conduce a la paz y la rectitud futuras (Hebreos 12:11).
