¿Quiénes fueron los setenta discípulos y cuál fue su misión?

La misión de los setenta

Jesús designó a otros setenta discípulos y los envió por delante, de dos en dos, a las ciudades y pueblos que planeaba visitar. Les encargó que difundieran su mensaje y prepararan el camino para su llegada.

Instrucciones para los discípulos

Jesús instruyó a sus discípulos a viajar ligeros, sin equipaje ni dinero. Debían saludar a los habitantes de cada casa que visitaran y, si eran recibidos con paz, debían quedarse y comer lo que les ofrecieran. También les ordenó que curaran a los enfermos y proclamaran la llegada del Reino de Dios.

El regreso de los discípulos

Los setenta discípulos regresaron llenos de alegría, informando que incluso los demonios se sometían a ellos en el nombre de Jesús. Jesús los elogió y les otorgó autoridad para vencer al mal.

El gozo de Jesús

Jesús se regocijó en el espíritu y agradeció a Dios por revelar sus enseñanzas a los humildes. Declaró que todas las cosas habían sido entregadas a él por su Padre y que solo él y el Padre se conocían plenamente.

Preguntas Frecuentes sobre la Misión de los Setenta

¿Cuál fue el propósito de enviar a los setenta?

Para preparar el camino para Jesús y proclamar la llegada del Reino de Dios (v. 1).

¿Qué instrucciones recibieron los setenta?

  • Orar por más obreros (v. 2).
  • Viajar como corderos entre lobos (v. 3).
  • Evitar distracciones (v. 4).
  • Anunciar la paz y quedarse donde los recibieran (vv. 5-7).
  • Sanar a los enfermos y predicar el Reino de Dios (v. 9).

¿Qué consecuencias enfrentaron los setenta al ser rechazados?

El rechazo a los setenta fue considerado como un rechazo a Jesús y al Padre que lo envió (v. 16).

¿Qué ciudades fueron condenadas por su incredulidad?

Corazín, Betsaida y Capernaum (vv. 13-15).

¿Qué poder se les dio a los setenta?

Autoridad para sanar, echar fuera demonios y vencer al enemigo (vv. 17-19).

¿Por qué Jesús se regocijó cuando regresaron los setenta?

Porque vio la victoria de Dios sobre Satanás (v. 18) y porque sus nombres estaban escritos en el cielo (v. 20).

¿Cómo podemos resumir la parábola del Buen Samaritano?

Dios define nuestra vecindad a través de nuestra compasión y cuidado por los demás, incluso por aquellos que son diferentes a nosotros (vv. 29-37).

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