¿Quién recibirá la misericordia de Dios?
La gloria de Dios en su nombre
En Éxodo 33:18, Moisés suplica a Dios: "¡Muéstrame tu gloria!". Dios responde: "Haré pasar todo mi bien delante de ti, y proclamaré delante de ti mi nombre: Jehová. Tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente con el que seré clemente".
La soberanía de Dios en su misericordia
Dios revela que su gloria es su libertad para ser misericordioso con quien él quiera, sin restricciones externas. Esta libertad es esencial para su nombre.
La petición asombrosa de Moisés
A pesar de la rebelión del pueblo de Israel, Moisés pide la presencia de Dios con ellos. Dios acepta, demostrando que su misericordia se extiende incluso a los pecadores obstinados.
Implicaciones prácticas de la soberanía divina
- Humildad para los más virtuosos: Reconocemos que todas nuestras buenas obras son el resultado de la gracia de Dios.
- Esperanza para los más pecadores: Nadie es demasiado malvado para recibir la misericordia de Dios, cuya libertad para otorgarla no depende de nuestra bondad.
- Ayuda para las misiones: Los misioneros encuentran esperanza en la soberanía de Dios, sabiendo que puede convertir incluso a los más difíciles de alcanzar.
- Homenaje al nombre de Dios: Reverenciamos la libertad soberana de Dios y nos humillamos ante su presencia.
Preguntas frecuentes
¿Qué es la doctrina de la elección incondicional?
La doctrina de la elección incondicional sostiene que Dios elige a quién salvará basándose únicamente en su propia voluntad soberana, sin tener en cuenta ninguna condición o cualificación en los individuos.
¿De dónde se deriva esta doctrina?
La doctrina de la elección incondicional se deriva principalmente de Éxodo 33:19, donde Dios declara: "Tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente con el que seré clemente".
¿Qué prácticas implica esta doctrina?
La doctrina de la elección incondicional implica:
- Humildad para los mejores santos, ya que reconoce que todas las virtudes provienen de la gracia soberana de Dios.
- Esperanza para los peores pecadores, ya que nadie es demasiado malo para recibir la gracia de Dios.
- Ayuda para la causa de las misiones, ya que proporciona esperanza de que incluso los pueblos y tribus más difíciles puedan ser revividos por Dios.
- Homenaje al nombre de Dios, que es su soberana libertad y gloria.