¿Qué NO es la sumisión en el matrimonio?
Antes de abordar la perspectiva masculina, es crucial aclarar qué no es la sumisión en el matrimonio. Esta aclaración es esencial para evitar conceptos erróneos y malentendidos sobre este concepto bíblico.
1. Sumisión no es estar de acuerdo en todo
Incluso en cuestiones como la fe cristiana, la sumisión no implica un acuerdo automático. Por ejemplo, si un esposo ateo prohíbe a su esposa practicar su religión, ella puede amablemente negarse a obedecerlo, ya que su lealtad primaria es hacia Jesucristo.
2. Sumisión no es renunciar al propio intelecto
La sumisión no implica un abandono de la razón. Los hombres no deben asumir que sus esposas no tienen capacidad de pensamiento independiente. Las mujeres están llamadas a contribuir con sus ideas y perspectivas al matrimonio, incluso si a veces difieren de las de sus esposos.
3. Sumisión no es evitar influenciar al esposo
La sumisión no significa que las esposas no deban intentar cambiar o influenciar a sus esposos. El propósito del matrimonio es ayudar a los cónyuges a crecer y madurar, y esto puede implicar esfuerzos mutuos por cambiar las conductas pecaminosas o las actitudes negativas.
4. Sumisión no es anteponer la voluntad del esposo a la voluntad de Cristo
La sumisión no implica que el esposo sea el señor de la esposa. Jesucristo es el Señor de todos los cristianos, y las esposas deben anteponer su voluntad a la voluntad de sus esposos en caso de conflicto.
5. Sumisión no es depender del esposo para el crecimiento espiritual
Las esposas no deben buscar su fortaleza espiritual únicamente en sus esposos. Tienen su propia relación con Dios y deben buscar su guía y apoyo a través de la oración, el estudio bíblico y la comunión con otros creyentes.
6. Sumisión no es vivir con miedo
La sumisión no implica sumisión o temor. Las esposas deben sentirse seguras y respetadas en sus matrimonios, y no deben temer expresar sus opiniones y defender sus creencias.
¿Qué NO es la sumisión según este texto?
- Acuerdo en todo: La sumisión no implica aceptar todas las opiniones del esposo, incluso en cuestiones como la fe cristiana.
- Dejar el cerebro en el altar: La sumisión no significa renunciar a la propia capacidad de pensamiento y razonamiento.
- Evitar influenciar al esposo: La esposa no debe evitar intentar influenciar o cambiar al esposo, especialmente en asuntos de fe o moralidad.
- Anteponer la voluntad del esposo a la de Cristo: La sumisión no implica poner la voluntad del esposo por encima de la voluntad de Cristo.
- Obtener toda su fuerza espiritual a través del esposo: La esposa tiene su propia fuente de fuerza espiritual en Dios.
- Vivir o actuar con miedo: La sumisión no implica vivir en temor al esposo.