¿Qué implica recibir al Espíritu Santo?
El bautismo en el Espíritu Santo
En el libro de los Hechos, tras la conversión de los samaritanos, los apóstoles Pedro y Juan les impusieron las manos para que recibieran el Espíritu Santo. Este pasaje plantea la cuestión de si la comprensión pentecostal del bautismo en el Espíritu Santo tiene una base sólida en este texto.
Según la comprensión pentecostal, existe una experiencia definida del Espíritu Santo que se busca y se disfruta después de la conversión, distinta del morar del Espíritu Santo que comienza cuando creemos inicialmente. Se cree que esta segunda experiencia se manifiesta a través de hablar en lenguas.
Evidencias de conversión en los samaritanos
El pasaje en Hechos 8 sugiere que los samaritanos ya eran creyentes antes de la llegada de Pedro y Juan. Indicios de esto son:
- Escucharon atentamente la predicación de Felipe (v. 6)
- Experimentaron gran alegría (v. 8)
- Creyeron en Felipe cuando predicó (v. 12)
- Fueron bautizados en el nombre de Jesús (v. 16)
Argumentos en contra de la conversión previa
Sin embargo, algunos comentaristas argumentan que los samaritanos no eran verdaderos creyentes basándose en:
- Creyeron en Felipe en lugar de creer en el evangelio o en Cristo (v. 12)
- El versículo 8:9 afirma que los que no tienen el Espíritu de Cristo no le pertenecen
Diferentes perspectivas
Dadas estas perspectivas opuestas, algunos intérpretes sugieren que incluso si los samaritanos eran creyentes, el hecho de recibir el Espíritu Santo en dos etapas puede no ser normativo para todos los cristianos. En cambio, podría haber sido un patrón excepcional para simbolizar la unidad entre las iglesias samaritana y judía.
La experiencia de recibir el Espíritu Santo en Hechos
Independientemente de si los samaritanos eran creyentes previos, el libro de Hechos describe en varias ocasiones la experiencia de recibir el Espíritu Santo. Estas descripciones son consistentemente experienciales, con efectos discernibles:
- Hablar en lenguas (Hechos 2:4; 10:46; 19:6)
- Profetizar (Hechos 2:17; 19:6)
- Alabar a Dios libremente (Hechos 2:11; 10:46)
- Obediencia a Dios (Hechos 5:32)
- Valentía y poder para testificar (Hechos 2:14-36; 9:17-22)
- Milagros, señales y maravillas (Hechos 6:8; 13:9-11)
El poder del Espíritu Santo
El libro de Hechos promete que cuando el Espíritu Santo desciende sobre nosotros, recibiremos poder. Con este poder, podemos evangelizar el mundo entero. Esta promesa es para todos los que reciben el Espíritu Santo, sin importar cómo lo reciban.
Si bien hay diferentes perspectivas sobre si los samaritanos eran creyentes previos, el libro de Hechos enfatiza la importancia de reconocer el Espíritu Santo como una experiencia real y discernible. No es simplemente una inferencia lógica, sino una evidencia tangible de la presencia y el poder de Dios.
Preguntas frecuentes
H3. ¿Qué es el bautismo en el Espíritu Santo según el entendimiento pentecostal?
El entendimiento pentecostal del bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia definida del Espíritu Santo diferente de la morada del Espíritu Santo que comienza cuando creemos por primera vez. Esta segunda experiencia suele estar marcada por el hablar en lenguas.
H3. ¿Los samaritanos ya estaban convertidos cuando Pedro y Juan llegaron a orar por ellos?
Hay argumentos que sugieren que los samaritanos ya eran verdaderos creyentes, mientras que otros sostienen que aún no lo eran.
H3. ¿Cómo se describe el recibimiento del Espíritu Santo en el libro de los Hechos?
En el libro de los Hechos, recibir el Espíritu Santo siempre se describe como una experiencia con efectos discernibles, como hablar en lenguas, profetizar, alabar a Dios, tener valentía para testificar y obedecer a Dios.
H3. ¿Qué prometió Dios que sucedería cuando el Espíritu Santo viniera sobre los creyentes?
Dios prometió que cuando el Espíritu Santo viniera sobre los creyentes, recibirían poder para evangelizar el mundo entero.
H3. ¿Cómo puedo saber si he recibido el Espíritu Santo?
Puedes saber si has recibido el Espíritu Santo observando los efectos de su presencia en tu vida, como la obediencia, la alabanza, el valor, la manifestación de dones espirituales y la capacidad de discernir la obra de Dios.