¿Qué es la mansedumbre?
La confianza en Dios
La mansedumbre nace de poner nuestra confianza en Dios. Creemos en Él y le entregamos todo: nuestras preocupaciones, frustraciones, sueños, relaciones, trabajo y salud.
Esperar con paciencia
Confiamos en el tiempo de Dios, su poder y su gracia para resolver todo para su gloria y nuestro bien. Esperamos pacientemente, sin ceder a la ira rápida o la preocupación.
Controlar la ira
La mansedumbre nos permite controlar la ira y ceder nuestro caso a Dios. Dejamos que Él nos defienda si lo considera necesario.
Escuchar y aprender
Somos lentos para hablar y rápidos para escuchar. Estamos abiertos a la corrección y dispuestos a aprender. Esta es la "mansedumbre de la sabiduría".
Amar la corrección
La mansedumbre ama la corrección. Recibimos los reproches de los amigos como algo valioso.
Hablar con humildad
Cuando debemos criticar a alguien, lo hacemos con humildad y conscientes de nuestras propias faltas y dependencia de la gracia de Dios.
La belleza y el dolor de la mansedumbre
La mansedumbre es hermosa pero dolorosa. Va en contra de nuestra naturaleza pecaminosa y requiere ayuda sobrenatural.
La herencia prometida
Si somos discípulos de Jesucristo, Dios nos ayuda a desarrollar la mansedumbre. Nos asegura que somos herederos con Cristo y que todo es nuestro. Los mansos heredarán la tierra.
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Qué es la mansedumbre?
La mansedumbre es poner nuestra confianza en Dios, encomendarle nuestro camino y esperar pacientemente su voluntad, confiando en su sabiduría y bondad.
¿Cómo se manifiesta la mansedumbre?
La mansedumbre se refleja en un comportamiento tranquilo, paciente y tolerante. No recurrimos a la ira apresurada sino que confiamos en Dios para que defienda nuestra causa. Somos lentos para hablar y rápidos para escuchar, receptivos a la corrección y humildes en nuestra dependencia de la gracia de Dios.
¿Por qué es importante la mansedumbre?
La mansedumbre nos permite experimentar la paz interior y la confianza en Dios. Nos ayuda a mantener relaciones armoniosas y a crecer en sabiduría y discernimiento. Además, nos hace herederos de la tierra y de todas sus bendiciones.
¿Cómo podemos desarrollar la mansedumbre?
La mansedumbre es un fruto del Espíritu Santo que Dios obra en nosotros. Podemos cultivarla confiando en Dios, encomendándole nuestros problemas, esperando pacientemente su voluntad y buscando su gracia en la oración y el estudio de su Palabra.