¿Por Qué Sufrimos? El Significado del Sufrimiento
La Elección de Moisés
Moisés optó por "ser maltratado con el pueblo de Dios en lugar de disfrutar de los placeres pasajeros del pecado" (Hebreos 11:25). Su elección no se basó en una obligación ciega, sino en la comprensión de que el sufrimiento conducía a una recompensa eterna.
El Camino al Gozo Eterno
Dios no nos pide que suframos sin razón. Más bien, nos invita a hacerlo como un camino hacia una alegría inquebrantable. El sufrimiento no es un fin en sí mismo, sino una oportunidad para demostrar nuestra fe en las promesas de Dios, que son infinitamente valiosas.
El Gozo en el Sufrimiento
El significado del sufrimiento cristiano radica en magnificar la fuente de nuestro gozo: Dios mismo. Al encontrar gozo en el sufrimiento, declaramos que Dios es más valioso que cualquier placer terrenal.
Dios es Nuestra Recompensa
El objetivo final de nuestro sufrimiento no es el sufrimiento en sí, sino la recompensa que conlleva: Dios mismo. En el dolor, encontramos un profundo aprecio por la presencia y el amor de Dios en nuestras vidas.
Glorificar a Dios
Cuando encontramos gozo en el sufrimiento, glorificamos a Dios. Demostramos que nuestra satisfacción proviene de Él, no de las circunstancias externas. En el sufrimiento, Dios es exaltado como nuestra fuente suprema de alegría y propósito.
Preguntas frecuentes sobre el significado del sufrimiento
¿Por qué debemos elegir el sufrimiento?
Porque Dios, quien nos pide que suframos, describe el sufrimiento como el camino hacia la alegría eterna.
¿Cuál es el propósito de la obediencia en el sufrimiento?
Manifestar la preciosa naturaleza de las promesas de Dios y la grandeza y belleza de su gloria como su cumplimiento.
¿Qué glorifica el sufrimiento?
La recompensa, que es Dios mismo para nosotros en Cristo, no la determinación de sufrir.
¿Cuál es la esencia del hedonismo cristiano?
Buscar la alegría a través del sufrimiento para magnificar el valor del Dios que es fuente de nuestra alegría.
¿Cuál es el significado del sufrimiento?
Dios es ganancia. Dios mismo es nuestra ganancia.