Un sistema de referencia para un texto vasto y diverso
A diferencia de una novela o un libro de historia, la Biblia es una colección de diferentes tipos de literatura, desde historia hasta poesía y cartas. Esta gran cantidad de texto dificultaba encontrar un pasaje específico sin referencias externas. Para solucionar este problema, se creó un sistema de capítulos y versículos.
La división en capítulos
La división en capítulos se atribuye generalmente a Stephen Langton, arzobispo de Canterbury en el siglo XIII. Sus divisiones se utilizaron en la Biblia inglesa de Wycliffe y han sido adoptadas por la mayoría de las versiones desde entonces.
La división en versículos
La división en versículos tiene una historia más larga, especialmente en el Antiguo Testamento. Los estudiosos judíos comenzaron a dividir el texto en versículos alrededor del año 900 d. C. En el Nuevo Testamento, la división en versículos se atribuye a Robert Estienne, quien la incluyó en su edición del Nuevo Testamento griego en 1551.
El uso de capítulos y versículos
Los capítulos y versículos facilitan la comunicación y la búsqueda de pasajes específicos en la Biblia. Sin embargo, es importante recordar que estas divisiones fueron añadidas por personas y no forman parte del texto inspirado.
La importancia del contexto
Tomar un versículo o capítulo fuera de contexto puede llevar a interpretaciones erróneas. Por ejemplo, el popular versículo de Filipenses 4:13, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, debe entenderse dentro del contexto de los versículos 11-13, que enfatizan la dependencia de la gracia de Dios para soportar las circunstancias, no para cambiarlas o superarlas.
Los capítulos y versículos son herramientas útiles para navegar por la Biblia. Sin embargo, debemos utilizarlos junto con el contexto más amplio y la guía del Espíritu Santo para comprender plenamente el mensaje de Dios.
