¿Por qué rechazaron a Jesús en Jerusalén?

El conflicto intensificado

En Jerusalén, una multitud dividida escuchaba las enseñanzas de Jesús. Algunos deseaban arrestarlo, percibiéndolo como un impostor que no podía ser el Mesías. Argumentaban que su origen era desconocido y no se correspondía con las expectativas populares sobre la llegada del Mesías. Otros, sin embargo, creían en él debido a sus impresionantes milagros.

El mensaje provocador de Jesús

Jesús, hablando con ironía en el templo, proclamó: "Ustedes me conocen y saben de dónde vengo. No he venido por mi cuenta. El que me envió es verdadero, y ustedes no lo conocen. Yo lo conozco porque procedo de él, y él me envió".

Lo ofensivo no fueron sus afirmaciones sobre sí mismo, sino sobre los oyentes: "Ustedes no lo conocen". A pesar de ser los más religiosos y privilegiados, no conocían a Dios. Jesús afirmó que su rechazo hacia él era un reflejo de su ignorancia hacia Dios.

El rechazo fundamental a Dios

En repetidas ocasiones en el Evangelio de Juan, Jesús enfatiza que rechazarlo es rechazar a Dios Padre. Los que no lo reciben como el Hijo de Dios, el Mesías y el Tesoro supremo de sus vidas, no pueden conocer, honrar, amar ni tener a Dios como Padre.

La respuesta de Jesús: tranquilidad y autoridad

A pesar de la hostilidad, Jesús respondió con calma y autoridad: "Estaré con ustedes por un poco más de tiempo, y luego iré al que me envió. Me buscarán y no me encontrarán. Donde yo estaré, ustedes no podrán venir".

Jesús afirmó que podía controlar sus movimientos y destino, lo que frustraría sus intentos de arrestarlo. Su voluntad era cumplir la voluntad de su Padre, no la de ellos.

La perplejidad de la multitud

Ante esta afirmación, la multitud quedó desconcertada: "¿Qué quiere decir con 'Me buscarán y no me encontrarán'?".

La última invitación de Jesús

En el último día de la fiesta de los Tabernáculos, Jesús hizo una invitación universal: "Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura: 'De su interior correrán ríos de agua viva'".

Jesús habló del Espíritu, que sería recibido por los creyentes después de su glorificación. Este Espíritu proporcionaría una fuente constante de satisfacción y vida para sus almas.

La importancia de creer en Jesús

Las palabras de Jesús en Jerusalén tenían como objetivo no solo establecer su veracidad sino también mostrar la importancia de creer en él. Venir a él para beber significa recibirlo como agua, alimento y vida para el alma. Esta creencia es esencial para experimentar la satisfacción verdadera y la vida eterna con Dios.

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