¿Por qué no perdemos la esperanza?

Mirando más allá de lo visible

A medida que envejecemos, nuestros cuerpos pueden debilitarse, pero nuestro espíritu interior puede renovarse día a día. Esta aflicción temporal nos está preparando para una gloria eterna que va más allá de toda comparación.

Pablo, el apóstol, enfrentó muchos desafíos físicos, pero no se desanimó. Su secreto era contemplar lo invisible, la gloria que había visto en el rostro de Cristo.

La renovación del corazón

Nuestra esperanza se renueva cuando dirigimos nuestra mirada hacia las cosas que no podemos ver. Esto no significa abandonar la realidad, sino reconocer que las verdades más profundas y significativas están más allá de nuestros sentidos físicos.

El evangelio revela estas verdades invisibles. Al leer y meditar en las Escrituras, podemos ver la gloria de Dios reflejada en la vida y el mensaje de Jesucristo.

Fijando nuestra mirada

Cuando ponemos nuestra fe en Cristo, nuestros corazones se iluminan. Vemos la gloria de Dios con los ojos de la fe, aunque no podamos verla físicamente.

Al mantener nuestra mirada fija en estas verdades invisibles, encontramos fortaleza y coraje. Nos recordamos que las dificultades temporales no pueden extinguir la esperanza de la gloria eterna.

¿Por qué Pablo no se desanima a pesar de sus dificultades físicas?

Porque su "hombre interior" se está renovando día a día.

¿Cómo se renueva el corazón de Pablo?

Mirando a las cosas que no puede ver.

¿Qué ve Pablo cuando mira a lo invisible?

La gloria eterna de Dios en el rostro de Jesucristo, que se revela a través del evangelio.

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¿Qué significa "caminar por fe, no por vista" para Pablo?

Significa confiar en las verdades invisibles y eternas reveladas en el testimonio de aquellos que han visto a Cristo en persona, en lugar de depender únicamente de la evidencia sensorial.

¿Cómo fortalecemos nuestros corazones y renovamos nuestro coraje?

Fijando nuestra mirada en la verdad invisible y objetiva que vemos en el testimonio del evangelio.

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