¿Por qué Jesús dijo que los discípulos no podían expulsar al espíritu impuro?

El encuentro con Jesús

En una ocasión, cuando Jesús se reunió con sus discípulos, encontró una multitud reunida a su alrededor. Los escribas discutían acaloradamente con ellos. Al ver a Jesús, la gente se quedó asombrada y corrió a saludarlo.

Un niño poseído por un espíritu impuro

Entre la multitud, un hombre se acercó a Jesús y le dijo que había traído a su hijo, quien estaba poseído por un espíritu mudo. Cada vez que el espíritu se apoderaba del niño, lo arrojaba al suelo, lo hacía espumajar, rechinar los dientes y ponerse rígido. El hombre había pedido ayuda a los discípulos de Jesús, pero no habían podido expulsarlo.

La fe del padre

Jesús reprendió la falta de fe de la generación presente. Luego, preguntó por el niño y le preguntó al padre cuánto tiempo llevaba así. El padre respondió que desde la infancia. El espíritu había intentado destruir al niño en múltiples ocasiones, arrojándolo al fuego y al agua. El hombre suplicó a Jesús que tuviera compasión y los ayudara.

Jesús le dijo al padre que todo es posible para quien cree. En ese momento, el padre exclamó: "¡Creo! ¡Ayuda a mi incredulidad!"

Jesús expulsa al espíritu impuro

Al ver que la multitud se reunía, Jesús reprendió al espíritu impuro y le ordenó que saliera del niño. El espíritu gritó, convulsionó al niño violentamente y luego salió. El niño quedó inmóvil, como muerto.

La explicación de Jesús

Los discípulos le preguntaron a Jesús por qué no habían podido expulsar al espíritu. Él les respondió que ese tipo de espíritu solo puede ser expulsado mediante la oración y el ayuno.

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