¿Por qué envidiamos a los malvados?
Las dudas del corazón
Cuando observamos el mundo, a menudo vemos a personas que viven vidas aparentemente felices sin Dios. Pueden ser ricas, exitosas y sanas, mientras que quienes siguen a Dios parecen enfrentar dificultades. Esto puede llevarnos a cuestionar si realmente vale la pena la fe.
El salmista Asaf
En el Salmo 73, el salmista Asaf expresa su propia lucha con este dilema. Ve el bienestar de los malvados y comienza a dudar de la bondad de Dios. Sin embargo, finalmente encuentra consuelo y comprensión en el santuario.
Cuatro soluciones
El salmista Asaf encontró cuatro verdades que lo ayudaron a superar sus dudas:
- Buscar el santuario: Ir a un lugar de adoración donde podamos escuchar la verdad de Dios y recordar su justicia.
- Ser pacientes con el plan de Dios: Dios castigará a los malvados y recompensará a los justos, aunque no siempre lo veamos en el momento.
- Tomar la mano de Dios: Recordar que Dios está con nosotros, guiándonos y protegiéndonos.
- Deleitarse en la presencia de Dios: Reconocer que Dios es nuestra fuente de verdadera satisfacción y alegría.
La clave es el corazón
Las dudas y la envidia son signos de un corazón que anhela algo más que a Dios. Debemos buscar satisfacción en Él, ya que Él es la única fuente de alegría duradera.
La advertencia
No debemos poner nuestra esperanza en las posesiones, el éxito o el reconocimiento terrenal. Estas cosas son temporales y se desvanecerán. Debemos confiar en Dios como nuestro refugio y fortaleza.
Oración por Julie
El artículo concluye con una oración por Julie, una mujer que ha perdido su fe. El autor ora para que encuentre su camino de regreso a Dios y experimente la alegría que solo Él puede dar.