¿Por qué el orgullo es un pecado?

El orgullo, un destructor implacable

El orgullo es un enemigo silencioso que se infiltra en nuestros corazones, corrompiendo nuestro ser y alejándonos de Dios. La Biblia advierte con fuerza contra este pecado, afirmando que "el orgullo precede a la destrucción, y un espíritu arrogante a la caída" (Proverbios 16:18).

El peligro del orgullo

¿Pero por qué el orgullo es tan peligroso? Porque es un cáncer que infecta nuestra alma, distorsionando nuestra visión de nosotros mismos y de Dios. El orgullo nos hace creer que somos mejores que los demás, que nos debemos la gloria por nuestros logros y que no necesitamos depender de nadie.

El orgullo como rechazo a Dios

En su esencia, el orgullo es un rechazo a Dios. Es una declaración de que "yo soy Dios" y que no necesito su soberanía ni su gracia. Esto es una blasfemia, pues Dios es el único digno de adoración y gloria.

El camino hacia la humildad

Contrarrestar el orgullo requiere humildad, un reconocimiento de nuestra dependencia de Dios y nuestra insignificancia ante Él. La humildad nos lleva a reconocer que todo lo que tenemos y somos es un don de su gracia.

El antídoto contra el orgullo

Para combatir el orgullo, debemos:

  • Reconocer que aparte de Dios no podemos hacer nada (Juan 15:5)
  • Dar gloria a Dios por nuestros logros
  • Evitar buscar la aprobación de los demás
  • Servir a los demás desinteresadamente
  • Recordar que todos somos pecadores necesitados de la gracia de Dios

Humildad, el camino a la salvación

La humildad no es debilidad ni autodesprecio, sino la fortaleza que nace de reconocer nuestra verdadera naturaleza y nuestro lugar ante Dios. Es el camino a la salvación, pues Dios "resiste a los orgullosos, pero da gracia a los humildes" (1 Pedro 5:5).

Preguntas frecuentes sobre el orgullo como pecado

¿Por qué se advierte tan fuertemente contra el orgullo?

Porque el orgullo conduce a todos los demás pecados y declara que uno quiere ser Dios en lugar de reconocer el papel soberano de Dios en todo.

¿Cuándo se convierte el orgullo en pecado?

Cuando tomamos crédito por lo que hemos hecho en lugar de agradecer a Dios por su ayuda y cuando nos ponemos a nosotros mismos en el trono de nuestros corazones en lugar de a Dios.

¿Es siempre un pecado sentirse orgulloso de algo que has logrado?

No, no es un pecado sentirnos orgullosos de nuestros logros, siempre y cuando reconozcamos y admitamos que no podríamos haberlo hecho sin Dios.

¿Cómo podemos mantener nuestro orgullo bajo control?

Recordando que todo lo que tenemos lo hemos recibido de Dios, siendo humildes y reconociendo que nuestra vida debe girar en torno a Jesucristo, no a nosotros mismos.

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