El amor profético puede ser doloroso porque nos confronta con nuestras faltas. Cuando los profetas nos dicen que hemos pecado, nos duele. Es un llamado a despertar, un recordatorio de que estamos lejos del camino correcto.
Falsos profetas y amor egoísta
Si los profetas permiten que el miedo a la impopularidad gobierne sus palabras, son falsos profetas. No aman al pueblo, sino a sí mismos. El amor profético verdadero busca restaurar la fortuna del pueblo, no consolarlo en sus pecados.
El camino hacia la restauración
Exponer la iniquidad es doloroso, pero es el camino hacia la restauración. Si confesamos nuestros pecados con fe en Cristo, la sangre de Jesús nos limpia. El llamado profético no es cómodo, pero es amoroso.
La necesidad de verdaderos profetas
Oremos para que Dios levante profetas en la iglesia que restauren la fortuna del pueblo de Dios. Profetas que expongan la iniquidad y conduzcan al pueblo hacia la verdad y la salvación. El amor profético es doloroso, pero es necesario para nuestro crecimiento y restauración espiritual.
Preguntas frecuentes sobre el amor profético
¿Por qué el amor profético puede parecer doloroso?
Porque implica confrontar el pecado y exponer la iniquidad, lo que puede ser incómodo.
¿Qué diferencia a los verdaderos profetas de los falsos?
Los verdaderos profetas exponen el pecado para restaurar el bienestar de las personas, mientras que los falsos profetas buscan popularidad y no les importa el bienestar de los demás.
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