¿Por qué confiar y obedecer a Jesús te lleva a la felicidad permanente?
El secreto de una relación íntima con Dios
En Juan 14:22, Jesús afirma que manifestará su presencia a quienes lo aman y guardan su palabra. Esto implica una condición: la obediencia. La intimidad con Dios no es algo que se concede sin esfuerzo.
La obediencia como expresión de amor
La obediencia a Jesús no es una mera obligación legal, sino un acto de amor. Cuando amamos a alguien, hacemos cosas que les agradan. De la misma manera, amar a Jesús implica seguir sus enseñanzas.
Beneficios de la obediencia
La obediencia a Jesús tiene beneficios profundos:
- Intimidad con el Padre y el Hijo
- Experiencia de plenitud y dulzura en la comunión con Dios
- Protección contra el dolor y la influencia negativa del pecado
Obstáculos a la obediencia
Existen obstáculos que pueden impedirnos obedecer a Jesús, como:
- Indulgencia en actividades pecaminosas (por ejemplo, pornografía)
- Maltrato hacia los demás
El camino hacia la felicidad permanente
Confiar en Jesús y obedecer sus enseñanzas es el camino hacia la felicidad permanente. Es un viaje que requiere esfuerzo, pero que trae recompensas incalculables, incluida una relación íntima con Dios que llena nuestras vidas de propósito y alegría.
Preguntas frecuentes sobre Trust and Obey: A Sure Path to Permanent Happiness
¿Es el amor de Dios realmente incondicional?
No, este pasaje sugiere que el amor de Dios por los individuos está condicionado a su obediencia a sus mandamientos.
¿Cómo puedo experimentar la intimidad con Dios?
Según el pasaje, la intimidad con Dios solo se puede lograr a través de la obediencia a sus palabras. Esto implica amar a Dios y guardar sus mandamientos con pasión.
¿Qué comportamientos impiden la intimidad con Dios?
El pasaje menciona específicamente ver pornografía y ser duro con la propia esposa como comportamientos que obstaculizan la intimidad con Dios.
¿Qué beneficios vienen con la obediencia?
Quienes obedecen las palabras de Dios experimentarán la plenitud y la dulzura de la comunión con el Padre y el Hijo, y evitarán el desagrado y la pena del Espíritu Santo.