¿Podemos alcanzar la salvación por nuestras propias obras?

La misericordia de Dios, la clave de la salvación

En la carta a Tito, el apóstol Pablo destaca la importancia de la misericordia de Dios en nuestra salvación. El texto enfatiza que no somos salvos por las obras de justicia que podamos realizar, sino por la gracia y la misericordia de Dios.

El baño de la regeneración

Pablo compara la salvación con un "baño de regeneración". La regeneración es un proceso de renovación espiritual en el que somos purificados de nuestros pecados. Esta purificación no es algo que podamos lograr por nosotros mismos, sino que es una obra del Espíritu Santo.

La renovación del Espíritu Santo

Además de la regeneración, la salvación también implica la "renovación del Espíritu Santo". El Espíritu Santo es el agente de transformación en nuestras vidas. Nos guía, nos da poder y nos capacita para vivir una vida agradable a Dios.

Por lo tanto, la salvación no es algo que podamos ganar por nuestros propios méritos. Es un regalo gratuito de Dios, basado en su misericordia y su obra en nuestras vidas a través del Espíritu Santo.

Preguntas Frecuentes

¿Por qué no somos salvos por nuestras buenas obras?

Porque nuestra salvación es un regalo de la misericordia de Dios, no algo que podamos ganar por nuestros propios méritos.

¿Cómo somos salvos entonces?

Somos salvos por la fe en Jesucristo, a través del lavado de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo.

¿Qué es la regeneración?

Es el nuevo nacimiento que experimentamos cuando ponemos nuestra fe en Cristo.

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¿Qué hace el Espíritu Santo en nuestra renovación?

Nos limpia de nuestros pecados, nos da una nueva naturaleza y nos capacita para vivir una vida santa.

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