¡Oh Señor, cómo se han multiplicado mis adversarios!
Enfrentando el acoso y el desánimo
El salmista se ve acosado por enemigos que niegan su fe en Dios. Siente que no hay esperanza para él, pero en medio de su desesperación encuentra consuelo en la presencia de Dios.
Un escudo protector
Buscando protección en Dios
El salmista se dirige a Dios como su escudo, su gloria y el que levanta su cabeza. A pesar de la oposición, sabe que Dios es su protección.
La oración de un corazón atribulado
El salmista clama a Dios con su voz y es escuchado desde su santo monte. Incluso en su momento de debilidad, encuentra fortaleza en la oración.
Victoria sobre el miedo y la adversidad
Confianza inquebrantable
El salmista declara que no temerá a las multitudes que se le oponen. Su confianza está puesta en Dios, quien ha derrotado a sus enemigos.
La intervención divina
El salmista pide a Dios que lo salve y que castigue a sus adversarios. Cree que Dios tiene el poder de protegerlo y de hacer justicia.
Preguntas frecuentes
¿Por qué tengo tantos problemas?
- El Señor permite que pasemos por pruebas para fortalecer nuestra fe y acercarnos a Él. (Salmo 119:71)
¿Por qué algunos dicen que no hay esperanza para mí en Dios?
- El enemigo siembra dudas y desaliento en nuestros corazones. (2 Corintios 4:4)
¿Cómo puedo encontrar protección y ayuda en Dios?
- El Señor es nuestro escudo y defensor. (Salmo 3:3)
- Debemos clamar a Él en oración, y Él nos escuchará. (Salmo 3:4)
¿Por qué puedo tener confianza incluso cuando me enfrento a muchos enemigos?
- El Señor sostiene y protege a quienes confían en Él. (Salmo 3:5)
- Él derrotará a nuestros enemigos y los avergonzará. (Salmo 3:7)