¡No te condenes! Descubre las palabras que te liberarán

El peso de la autocondena

¿Alguna vez te has sentido como si no fueras suficiente? ¿Como si todo lo que hicieras no fuera lo bastante bueno? La autocondena puede ser un peso abrumador que nos asfixia y nos impide vivir una vida plena. Si estás luchando contra este sentimiento, no estás solo.

La verdad sobre la autocondena

La autocondena no proviene de Dios. El Espíritu Santo nos convence de nuestros pecados de manera específica, guiándonos hacia el arrepentimiento y la dependencia. Sin embargo, la autocondena es generalizada, implacable y nos lleva a la desesperación.

Dos palabras liberadoras

Para combatir la autocondena, necesitamos añadir dos palabras a nuestros pensamientos: "Pero Dios" o "Pero Cristo".

"Pero Dios"

Cuando añadimos "Pero Dios" a nuestros pensamientos negativos, recordamos que:

  • Dios nos ha hecho espiritualmente vivos, aunque estuviéramos espiritualmente muertos (Efesios 2:4).
  • Dios nos ayuda a cumplir sus mandamientos a través del Espíritu Santo (Juan 14:15-18).
  • Cristo nos hace justos y aceptables ante Dios (2 Corintios 5:21).
  • Vivimos por fe en Cristo, no por nuestros propios esfuerzos (Gálatas 2:20).
  • Dios nos ha creado y llamado para servirle de manera única (Efesios 2:10).

Encuentra la paz en Cristo

Descansar en la obra de Cristo nos libera del temor y la autodefensa. Nos permite ver nuestros roles y responsabilidades a través de los ojos de la fe y confiar en él. Cuando elegimos creer en las promesas de "Pero Dios" en lugar de las autocondenas, encontramos paz y alegría.

Preguntas frecuentes

¿Cómo evito la autocondena?

Recuerda que el Espíritu Santo nos convence, no nosotros mismos. Rechaza los pensamientos que te condenan y céntrate en las verdades bíblicas.

¿Qué es la autocondena?

Es cuando nos acusamos a nosotros mismos de ser insuficientes y pecaminosos, lo que lleva a sentimientos de culpa y vergüenza.

¿Cómo puedo poner fin a la autocondena?

Añade las palabras "Pero Dios" o "Pero Cristo" al final de tus insuficiencias. Recuerda que Cristo murió por tus pecados y te ha hecho justo ante Dios.

¿Cómo puedo encontrar la paz y la alegría en Cristo?

Descansa en la obra de Cristo en lugar de esforzarte por ser perfecto. Confía en que Dios te ha equipado con todo lo que necesitas para servirle con alegría.

¿Cómo puedo superar el miedo a la opinión de los demás?

Recuerda que Dios no te condena ni te rechaza. Cree las promesas de Dios de gracia y amor, y confía en que él te protegerá de cualquier daño.

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