¡Muertos al pecado, vivos en Cristo!
Rompiendo las cadenas del pecado
El capítulo 6 de Romanos nos presenta un poderoso mensaje de liberación del pecado. El apóstol Pablo nos desafía a reconocer que, como cristianos, estamos "muertos al pecado". Esto significa que ya no necesitamos seguir siendo esclavos de nuestros deseos pecaminosos.
El bautismo: Una muerte simbólica
El bautismo, según Pablo, representa nuestra muerte al pecado. Al sumergirnos en agua, simbólicamente dejamos atrás nuestra antigua vida y nos unimos a la muerte de Cristo. A través de este acto, nuestro "viejo ser" es crucificado, dejando atrás el dominio del pecado.
Una nueva vida en Cristo
Nuestra muerte al pecado no solo nos libera de su dominio, sino que también nos trae una nueva vida en Cristo. Como hemos resucitado con Él, ahora debemos caminar en "novedad de vida". Esto significa vivir de acuerdo con el Espíritu Santo, obedeciendo a Dios y resistiendo la tentación.
Servidores de la justicia
La libertad del pecado nos convierte en "servidores de la justicia". Ya no estamos bajo la ley, que nos condenaba, sino bajo la gracia, que nos empodera para obedecer a Dios. Como servidores de la justicia, rendimos nuestros cuerpos a Dios como instrumentos de santidad.
Los frutos de la santidad
La obediencia a Dios produce frutos de santidad. Cuando abandonamos el pecado y vivimos en justicia, experimentamos paz, gozo y una relación íntima con Dios. Estos frutos son una prueba de la nueva vida que hemos encontrado en Cristo.
La eterna recompensa
El salario del pecado es la muerte, pero el don de Dios es la vida eterna a través de Jesucristo. Al elegir la vida en Cristo, recibimos la promesa de la vida eterna, libre de la maldición del pecado. Esta es la recompensa suprema por romper las cadenas del pecado y vivir como servidores de la justicia.
Preguntas Frecuentes
¿Debemos pecar para que abunde la gracia?
No, porque estamos muertos al pecado y ya no podemos vivir en él (versículo 1-2).
¿Qué significa ser bautizados en la muerte de Cristo?
Significa que hemos sido sepultados con Él en el bautismo, deshaciéndonos de nuestra naturaleza pecaminosa para resucitar a una nueva vida (versículo 3-4).
¿Qué sucede cuando morimos con Cristo?
Somos liberados del poder del pecado y tenemos la esperanza de vivir con Él (versículo 7-8).
¿Qué implica ser muertos al pecado?
Implica que nuestro viejo yo pecaminoso ha sido crucificado con Cristo, destruyendo nuestro cuerpo de pecado para que no sigamos sirviendo al pecado (versículo 6).
¿Qué debemos hacer como cristianos?
Debemos considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios a través de Jesucristo (versículo 11).
¿Por qué no debemos dejarnos dominar por el pecado?
Porque ya no estamos bajo la Ley, sino bajo la gracia, y el pecado ya no tiene dominio sobre nosotros (versículo 14).
¿Qué significa ser siervos de la justicia?
Significa rendirnos a Dios y ofrecer nuestros cuerpos como instrumentos de justicia para Su gloria (versículo 13, 16, 19).
¿Cuáles son las recompensas de ser siervos de la justicia?
Frutos de santidad y vida eterna (versículo 22-23).