¡Mañana no está garantizado!
Reconociendo la transitoriedad de la vida
La Biblia nos advierte en Santiago 4:13-24 y en Proverbios 27:1 que el mañana no está prometido. Cada día podría ser nuestro último, una realidad que debe guiar nuestras acciones diarias, especialmente como creyentes.
El deber de los creyentes
Los creyentes tenemos la certeza de estar con Jesús después de la muerte gracias a nuestra fe en él (Juan 3:16-17). Sin embargo, para los incrédulos, la muerte es alarmante, pues los lleva al infierno. Cada día, 151.600 personas mueren. ¿Cuántas de ellas parten sin conocer a Jesús como su Salvador? ¿Eres tú una de ellas?
Motivación para compartir el Evangelio
Si eres creyente y sabes que tienes vida eterna con Jesús, debes recordar que cada día podría ser tu último en la tierra. Esto no debe generar temor, sino motivarte a ayudar a otros a conocer a Cristo.
Jesús nos manda en la Gran Comisión a compartir el Evangelio y hacer discípulos (Mateo 28:18-20). No ayudar a otros a conocer a Cristo es desobedecer a Dios. Con 151.600 personas muriendo diariamente, los cristianos debemos sentirnos aún más impulsados a ayudarlos a que conozcan a Jesús.
El infierno: una realidad a evitar
La Biblia enseña que quienes no depositen su fe en Jesús antes de morir serán separados de Dios y condenados eternamente al infierno. El infierno no es un asunto de broma, sino una realidad que enfrentarán todos los incrédulos sin posibilidad de segundas oportunidades. Jesús lo describe como un lugar de tormento agonizante y eterno (Lucas 16:23).
La vida después de la muerte es algo con lo que no se debe jugar. El alma de cada ser humano es eterna y nunca deja de existir. La única pregunta es: ¿dónde pasarás la eternidad? ¿En el cielo o en el infierno?
Vivir cada día como si fuera el último
La vida de cada ser humano es finita. Cada día podría ser nuestro último. En lugar de preocuparnos por esta realidad, debemos aprovechar cada día al máximo, viviéndolo como si fuera nuestro último. Dios nos ha bendecido a cada creyente con dones y recursos espirituales únicos (1 Corintios 12:1-31).
Es sabio que los creyentes utilicemos nuestros dones y recursos para difundir el mensaje del Evangelio. Si bien no todos los cristianos estamos llamados a ser misioneros en el extranjero, todos estamos llamados a compartir el Evangelio. Puedes hacerlo con familiares, amigos y compañeros de trabajo.
Compartir el Evangelio sin temor
Cualquier persona que te cruces podría ser una oportunidad para compartir el Evangelio y ayudarla a conocer a Jesús. Aunque la gente no suele aceptar el Evangelio la primera vez que lo oye, es nuestro deber como creyentes presentarlo de manera clara y significativa.
No podemos controlar la decisión de las personas de aceptar o no a Cristo, pero sí podemos ser fieles al compartirles sobre él.
Conocer nuestro destino eterno
Si murieras hoy, ¿dónde estarías mañana? ¿En el cielo? ¿En el infierno? ¿O crees que dejarás de existir? La Biblia afirma que hay vida después de la muerte y que iremos a uno de dos lugares: los creyentes al cielo y los incrédulos al infierno.
Puedes aceptar a Jesús hoy si todavía no has puesto tu fe en él. No necesitas realizar un ritual especial ni recitar palabras específicas para ser salvo. Solo necesitas creer que Jesús murió por tus pecados, fue sepultado y resucitó (1 Corintios 15:1-4).
Si crees esto, serás salvo eternamente y nadie podrá arrebatarte de la mano de Dios (Juan 10:28-30). Si has puesto tu fe en Jesús hoy, ¡es maravilloso! Me alegra saber que ahora eres parte de la familia de Dios. ¡Ahora vive cada día como si fuera el último! Cada día es valioso en el gran esquema de la vida. Como creyentes, debemos obedecer a Dios y vivir para él todos los días de nuestras vidas.
Todos tendremos que comparecer ante el trono del juicio de Dios. 2 Corintios 5:10 nos dice: "Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo". Este hecho debería motivarnos a vivir cada día como si fuera nuestro último y a llevar vidas santas para la gloria de Dios.
El mañana no está garantizado. Cualquiera podría morir hoy, incluyéndote a ti o a mí. Por eso es vital que todos pongamos nuestra fe en Jesús, vivamos para él y compartamos con otros la gracia salvadora de Jesús.
Preguntas frecuentes
¿Por qué no se nos promete el mañana?
El pasaje de Santiago 4:13-24 nos enseña que el mañana no está garantizado y que nuestra vida es frágil y temporal.
¿Qué debemos hacer al saber que no se nos promete el mañana?
Debemos aprovechar cada día al máximo, viviendo como si fuera nuestro último, y compartir el Evangelio con otros para ayudarlos a encontrar la salvación en Jesús.
¿Qué sucede con aquellos que no ponen su fe en Jesús antes de morir?
Irán al infierno, un lugar de tormento eterno.
¿Cómo puedo saber si iré al cielo o al infierno cuando muera?
Si has puesto tu fe en Jesús y lo has recibido como tu Salvador, irás al cielo.
¿Cómo puedo compartir el Evangelio con otros?
Puedes compartirlo con familiares, amigos, compañeros de trabajo o incluso con desconocidos. No es necesario utilizar fórmulas especiales, simplemente explica que Jesús murió por nuestros pecados y resucitó, y que si creemos en Él, seremos salvos.