Los engaños de los deseos que destruyen el alma
Los deseos: Una fábrica de anhelos
Somos seres llenos de deseos. Anhelamos cosas buenas y malas. Pero es crucial recordar que estos deseos son neutrales hasta que se vinculan con algo. Cuando los deseos se alinean con el amor y la generosidad, nos impulsan hacia el bien. Sin embargo, cuando se dirigen hacia la manipulación o el egoísmo, se convierten en fuerzas destructivas.
Los deseos que hacen la guerra al alma
El apóstol Pedro nos advierte en 1 Pedro 2:11: "Amados, os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma". Estos deseos, también conocidos como "pasiones", son engañosos y nos alejan de la luz de la verdad.
El engaño de los deseos
Los deseos pecaminosos nos mienten. Nos susurran que si robamos, miramos pornografía o nos aprovechamos de los demás, seremos más felices. Pero esto es una falsedad. El pecado solo conduce a la miseria y la destrucción.
Estos deseos nos mantienen en la oscuridad, cubriendo nuestros ojos con sombras. Nos impiden ver la belleza, la gloria y la verdad. Nos roban la paz y la alegría que solo se encuentran en Cristo.
Destruir los deseos destructivos
Para combatir estos deseos destructivos, Pedro nos insta a "abstenernos". Debemos alejarnos de ellos, negarles espacio y matarlos de raíz. Es esencial recordar que somos libres en Cristo y que tenemos el poder de resistir los engaños del pecado.
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son las "pasiones de la carne" que menciona Pedro?
Las "pasiones de la carne" son simplemente deseos, que pueden ser tanto positivos como negativos. Cuando se traducen, se pueden llamar "lujuria", "deseo" o "pasión".
¿Cómo pueden los deseos matar el alma?
Los deseos matan el alma al mantenerla en la oscuridad y cegarla a la verdad, la gloria y la belleza. Nos impiden ver el daño que nos causan y nos llevan a la ruina eterna.
¿Cómo "hacen la guerra" estos deseos?
Hacen la guerra mintiendo y engañándonos, haciéndonos creer que seremos más felices si pecamos. Nos dicen que robar, ver pornografía o ser malos nos brindará satisfacción, pero es una mentira.
¿Cómo podemos vencer estos deseos?
Debemos "abstenernos" de ellos, evitarlos y no hacerles caso. Necesitamos dejar de alimentarlos y empezar a anhelar las cosas que están en armonía con Cristo y su evangelio.