Labradores en el campo de Dios
El llamado a la unidad
San Pablo se dirige a los cristianos de Corinto como "hermanos", enfatizando su unidad en Cristo. Les recuerda que son "colaboradores en el campo de Dios", con el propósito común de construir su templo. Sin embargo, ha surgido la división entre ellos, con algunos afirmando seguir a Pablo y otros a Apolos. Pablo reprende esta actitud, señalando que todos son siervos de Dios, trabajando juntos para difundir su mensaje.
El fundamento de la fe
El apóstol establece que la base de la fe cristiana es Jesucristo. Todos los que construyen sobre este fundamento, ya sea con materiales valiosos como el oro o con materiales menos duraderos como el heno, serán probados por el "fuego" del juicio de Dios. Si su trabajo sobrevive, serán recompensados; de lo contrario, sufrirán pérdidas.
El templo del Espíritu Santo
Pablo también recuerda a los corintios que ellos son el templo del Espíritu Santo. Si dañan o destruyen este templo, Dios los destruirá a ellos. Por lo tanto, deben cuidarse y no engañarse a sí mismos pensando que son sabios según los estándares del mundo. La verdadera sabiduría es reconocer la locura de la sabiduría mundana frente a los ojos de Dios.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué los corintios no estaban viviendo según el Espíritu?
Porque todavía eran carnales y estaban divididos por celos y contiendas.
¿Qué papel desempeñaron Pablo y Apolos en la iglesia de Corinto?
Eran simplemente siervos que plantaron y regaron la semilla, mientras que Dios la hizo crecer.
¿Cuál es el fundamento de la iglesia?
Jesucristo
¿Cómo debemos construir sobre el fundamento?
Con cuidado y usando materiales de calidad, como oro, plata y piedras preciosas.
¿Qué sucede con el trabajo de aquellos que construyen sobre el fundamento con materiales inferiores?
Su trabajo será destruido por el fuego, pero ellos serán salvos.
¿Por qué es importante recordar que somos el templo de Dios?
Porque debemos honrar a Dios y vivir en santidad.
¿Cómo podemos evitar ser engañados por la sabiduría del mundo?
Volviéndonos "locos" para Dios, aceptando la sabiduría de Dios que es locura para el mundo.
¿A quién debemos confiar y de quién debemos jactarnos?
Debemos confiar en Dios y jactarnos de que le pertenecemos a Él, no de los líderes humanos.
