La visión y llamado de Isaías: Un encuentro transformador en el año de la muerte del rey Uzías
La presencia majestuosa de Dios
En el año en que el rey Uzías falleció, una visión extraordinaria se apoderó del profeta Isaías. Ante sus ojos, se reveló la presencia imponente de Dios, entronizado en lo alto con un resplandor celestial. El fastuoso manto del Señor llenaba el templo, creando un espectáculo de reverencia y asombro.
Serafines: Guardianes del trono
Por encima del trono, Isaías contempló la danza de los serafines, criaturas etéreas con seis alas. Dos alas cubrían sus rostros en un acto de humildad, otras dos velaban sus pies en señal de respeto, y con las dos restantes se elevaban en vuelo.
El Santo, Santo, Santo
Los serafines cantaban incesantemente: "¡Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos! ¡Toda la tierra está llena de su gloria!". Sus voces resonaron atronadoras, haciendo temblar los cimientos del templo y llenándolo de una espesa humareda.
El llamado de Isaías
Ante esta manifestación sobrecogedora, Isaías quedó sobrecogido por el temor. Entonces, un serafín tocó sus labios con un carbón encendido, purificándolos simbólicamente y preparándolo para su misión como profeta. Dios lo llamó para proclamar su mensaje de juicio y liberación al pueblo de Israel.
Preguntas frecuentes
H3. ¿En qué año tuvo lugar la visión de Isaías?
En el año en que murió el rey Uzías. (v. 1)
H3. ¿Dónde vio Isaías la visión?
En el templo. (v. 1)
H3. ¿A quién vio Isaías en su visión?
Vio al Señor sentado en un trono, alto y exaltado. (v. 1)
H3. ¿Quiénes estaban por encima del trono del Señor?
Serafines. (v. 2)
H3. ¿Cuántos pares de alas tenían los serafines?
Tres pares. (v. 2)
H3. ¿Qué hacían los serafines con sus alas?
Con un par cubrían sus rostros, con otro sus pies y con el tercero volaban. (v. 2)
H3. ¿Qué cantaban los serafines?
"Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria". (v. 3)
H3. ¿Qué efecto tuvo el canto de los serafines en el templo?
Los postes de las puertas temblaron y la casa se llenó de humo. (v. 4)