La Palabra hecha carne: el misterio de la Encarnación
Introducción: La maravilla de la Encarnación
En la víspera de la Navidad, recordamos las majestuosas palabras del prólogo del Evangelio de Juan: "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14). Estos versos condensan la descripción más profunda de la encarnación en el Nuevo Testamento. Mientras más reflexionamos en ellos, más profunda parece su significación.
El misterio de la deidad encarnada
El misterio de la deidad encarnada expande nuestras mentes y eleva nuestros espíritus: la Palabra que estaba cara a cara con Dios en la gloria eterna (Juan 17:5, 24) vino a estar cara a cara con nosotros en este mundo, marcado por la temporalidad, el cambio y la vergüenza del pecado. Infinito y finito, eterno y temporal, la Palabra hecha carne.
Las primeras confesiones cristianas y la definición de Calcedonia
Durante los primeros siglos de la historia de la Iglesia, sus mentes más brillantes exploraron el significado de estas palabras. Para comprender y comunicar este misterio, se redactaron confesiones, como el Credo de los Apóstoles y el Credo Niceno.
En el siglo V, se convocó el Concilio de Calcedonia para abordar las controversias sobre la naturaleza de Cristo. El resultado fue la Definición de Calcedonia, que excluyó cuatro herejías que amenazaban con distorsionar la comprensión de la encarnación.
El significado de la Definición de Calcedonia
La Definición de Calcedonia enfatiza:
- La perfecta divinidad y humanidad de Cristo
- Su consustancialidad con el Padre y con nosotros
- Su única persona con dos naturalezas distintas e inseparables: divina y humana
- Su obediencia incuestionable a su Padre, incluso hasta la muerte en la cruz
La encarnación en la vida de Cristo
La encarnación no fue un mero cambio de forma, sino una unión real y permanente de las naturalezas divina y humana en una sola persona. Cristo vivió y actuó en su naturaleza humana, pero siempre en dependencia del poder del Espíritu Santo.
El crecimiento de Cristo en sabiduría y favor con Dios (Lucas 2:52) demuestra la realidad de su naturaleza humana. Sin embargo, en la agonía de Getsemaní, experimentó la ausencia de Dios, lo que subraya la profundidad de su obediencia.
Conclusión: El Salvador Dios-Hombre
La encarnación es el genio del plan divino. Requiere la muerte de un ser infinito por una multitud de pecadores. El Hijo de Dios asumió nuestra naturaleza sin perder su identidad divina. En el misterio de su encarnación, se convirtió en nuestro Salvador, Emmanuel, Dios con nosotros.
En esta Navidad, reflexionemos sobre las verdades articuladas en la Definición de Calcedonia. Nos ayudarán a valorar profundamente al Señor Jesucristo, nuestro glorioso Redentor, quien se hizo carne para salvarnos de nuestros pecados.
¿Qué es la "Palabra se hizo carne"?
La "Palabra se hizo carne" se refiere a la encarnación de Jesucristo, cuando Dios tomó forma humana.
¿Por qué es importante la definición de Calcedonia?
La definición de Calcedonia buscó excluir las herejías que negaban la verdadera divinidad o humanidad de Cristo, asegurando así que Cristo era tanto plenamente Dios como plenamente humano.
¿Qué afirma la definición de Calcedonia sobre la naturaleza de Cristo?
Afirma que Cristo es una sola persona con dos naturalezas distintas e inconfundibles: divina y humana, que nunca se mezclan, cambian, dividen o separan.
¿Cómo se evidencian las dos naturalezas de Cristo en las Escrituras?
Las Escrituras muestran a Cristo hablando con limitaciones humanas (como no saber el momento de su venida) y creciendo en sabiduría y favor con Dios, lo que solo es posible en la naturaleza humana.
¿Qué papel desempeña la Virgen María en la encarnación?
La Virgen María es conocida como la "Madre de Dios" (Theotokos) porque dio a luz al Hijo de Dios, que era tanto Dios como hombre.
¿Por qué el nacimiento virginal es significativo?
El nacimiento virginal enfatiza que Cristo fue concebido del Espíritu Santo y no de un padre humano, confirmando su naturaleza divina.
¿Qué consecuencias tendría negar la verdadera divinidad o humanidad de Cristo?
Negar la verdadera divinidad o humanidad de Cristo socavaría su capacidad para ser nuestro Salvador, ya que no podría reconciliar completamente a la humanidad con Dios o actuar como nuestro mediador.