La Ira de Dios: Eterna, Terrible, Merecida y Evitable

1. Una Ira Eterna

La ira final de Dios es eterna, sin fin. Quienes la experimenten no tendrán escapatoria alguna. Las palabras de Jesús y las descripciones de los apóstoles pintan un cuadro de un tormento incesante: fuego inextinguible, gusanos que devoran eternamente y oscuridad perpetua.

2. Un Sufrimiento Terrible

La ira de Dios traerá un sufrimiento indescriptible. Se describe como un horno ardiente, un corte desgarrador, una oscuridad cegadora y un lago de fuego. La angustia será tan intensa que las personas clamarán a las rocas para que las aplasten y las oculten de la ira del Señor.

3. Una Ira Merecida

La ira de Dios es justa y merecida. Los seres humanos han reprimido la verdad y se han entregado a la injusticia. Por lo tanto, han acumulado ira sobre sí mismos, como dice el apóstol Pablo. Cada pecado es una violación de la ley de Dios, y cada ofensa al Dios infinitamente valioso merece un castigo infinito.

4. Una Ira Evitable

A pesar de la severidad de la ira de Dios, hay un camino para evitarla. Dios envió a su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz, absorbiendo la ira que los pecadores merecen. Quienes creen en Jesús como su Salvador y confían en su sangre expiatoria se salvan de la ira venidera.

¿Qué es la ira de Dios?

Según el pasaje proporcionado, la ira de Dios es su enojo estable hacia el pecado, expresado en la retribución de una apropiada venganza sobre el culpable de pecado.

¿Qué características tiene la ira final de Dios?

  1. Es eterna, sin final.
  2. Será terrible, sufrimiento indescriptible.
  3. Será merecida, totalmente justa y correcta.
  4. Habría sido evadible, mediante la vindicadora muerte de Cristo, si nos hubiéramos refugiado en Él.
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¿Cómo podemos evitar la ira final de Dios?

Recibiendo al Hijo de Dios, Jesucristo, como nuestro Salvador, Señor y Tesoro. Él cargó la maldición de la ira de Dios por todo aquel que viene a Él, cree en Él y se regocija en el refugio de su sangre y honradez.

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