La Fe: Un Don de Dios
El Orgullo y la Fe
En Romanos 12:3, el apóstol Pablo advierte contra el orgullo, recordándonos que nuestros pensamientos deben estar basados en un juicio sobrio y acorde a la fe que Dios nos ha asignado. De esta forma, se elimina cualquier posibilidad de jactancia, ya que tanto los dones espirituales como la fe que los utiliza son obras de la gracia de Dios.
La Oración por la Fe
La comprensión de que la fe es un don de Dios impacta profundamente nuestra forma de orar. En Lucas 22:31-32, Jesús ora por la fe de Pedro, sabiendo que Dios es el que la concede. Así, debemos orar por nosotros mismos y por los demás para que Dios sostenga nuestra fe, incluso en medio de las pruebas.
La Oración del Hombre con el Hijo Epiléptico
En Marcos 9:24, el hombre con el hijo epiléptico clama: "¡Creo, ayuda mi incredulidad!". Esta oración reconoce que sin Dios somos incapaces de creer como deberíamos. Debemos orar diariamente, agradeciendo a Dios por nuestra fe y pidiendo que la sostenga, fortalezca y profundice.
La fe es un don precioso de Dios. Al orar por ella, reconocemos nuestra dependencia de Él y le damos la gloria como el Dador Supremo. Que nuestra fe sea el motor de nuestra vida, para que en todo lo que hagamos, Dios reciba la honra y el reconocimiento que merece.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué deberíamos orar por fe?
Porque la fe, al igual que los dones espirituales, es un regalo de Dios. No podemos jactarnos de nuestra fe, ya que también es dada por Él (Romanos 12:3).
¿Cómo podemos orar por fe?
Podemos orar como Jesús oró por Pedro, pidiéndole a Dios que sostenga nuestra fe incluso cuando pecamos (Lucas 22:31-32).
¿Qué dijo el hombre con el hijo epiléptico en Marcos 9:24, y por qué es una buena oración?
El hombre oró: "Creo; ayuda mi incredulidad". Esta oración reconoce que sin Dios, no podemos creer como deberíamos.
¿Qué oración podemos hacer diariamente para fortalecer nuestra fe?
"Oh Señor, gracias por mi fe. Sosténla, fortalécela, profundízala. No dejes que falle. Hazla el poder de mi vida, para que en todo lo que haga, Tú recibas la gloria como el gran Dador. Amén".