La fe inquebrantable de la mujer cananea

El encuentro con Jesús

En un viaje a la región de Tiro y Sidón, Jesús se encuentra con una mujer cananea que desesperadamente le suplica ayuda. Su hija está gravemente atormentada por un demonio. Sin embargo, Jesús inicialmente permanece en silencio, una prueba de la fe de la mujer.

La persistencia y la humildad

A pesar del rechazo inicial, la mujer no se desanima. Se arrodilla ante Jesús y le ruega misericordia. Su persistencia y humildad conmueven a los discípulos, quienes interceden por ella.

La prueba de la fe

Jesús responde con una declaración desafiante: "No fui enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel". Esta respuesta pone a prueba la fe de la mujer, al insinuar que ella no es parte del pueblo elegido de Dios.

La respuesta de la fe

Impertérrita, la mujer responde con sutiles palabras de fe: "Sí, Señor; pero aun los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos". Reconoce su posición de "perrito", pero cree que incluso los más insignificantes pueden recibir las bendiciones de Dios.

La respuesta de Jesús

La respuesta de Jesús es un elogio: "¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como deseas". Y en ese mismo momento, la hija de la mujer queda sanada.

Preguntas Frecuentes sobre la Fe de la Mujer Cananea

¿Por qué Jesús inicialmente ignoró a la mujer cananea?

Según el pasaje, Jesús inicialmente no respondió a la mujer cananea porque fue enviado específicamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

¿Cómo respondió la mujer cananea al silencio de Jesús?

La mujer cananea persistió en su súplica, cayendo a sus pies y adorándolo.

¿Cuál fue el punto de vista de Jesús sobre los gentiles (personas que no eran israelitas)?

Jesús inicialmente expresó que no había sido enviado a los gentiles, refiriéndose a ellos como "perrillos".

¿Cómo demostró la mujer su fe?

La mujer cananea demostró su gran fe reconociendo que incluso los gentiles podían recibir bendiciones de Dios, comparándose con los "perrillos" que comían las migajas de la mesa de su amo.

¿Cómo respondió Jesús a la fe de la mujer?

Impresionado por la fe de la mujer, Jesús sanó a su hija de inmediato.

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