Jesús es precioso: Él nos hace auténticos
Auténticos en nuestro interior y exterior
Todos anhelamos ser auténticos, vivir en armonía con quienes somos en realidad. Pero hay dos niveles de autenticidad:
- Interno: Alineación entre nuestro ser interno y nuestras acciones externas.
- Externo: Alineación entre nuestro ser interno y el propósito último.
Sumisión a Cristo: La clave de la autenticidad
La psicología secular se queda corta en abordar la autenticidad en su nivel más profundo. Pero Jesús ofrece la solución:
- Auténticos internamente: Someterse a la soberanía de Cristo nos alinea con el propósito divino para nuestras vidas.
- Auténticos externamente: Vivir para honrar a Cristo nos libera de la hipocresía y promueve la armonía entre nuestro ser interior y nuestras acciones.
Los beneficios de la autenticidad
- Poseídos por Cristo, no somos esclavos de los demás.
- Dependientes de la provisión de Cristo, no tememos a nadie.
- Centrados en agradar a Cristo, dejamos de estar controlados por la opinión ajena.
Jesús es precioso porque nos hace auténticos en todos los aspectos. Al someternos a su señorío, encontramos el propósito y la armonía que tanto anhelamos. Si has estado dudando, este es el momento de entrar en el reino de Cristo y experimentar la verdadera autenticidad.
Preguntas Frecuentes sobre la autenticidad en Cristo
¿Por qué es importante la autenticidad?
Tanto en el nivel externo (armonía entre pensamientos y acciones) como en el interno (armonía con el propósito divino), la autenticidad proporciona un profundo sentido de propósito, plenitud y libertad.
¿Cómo nos ayuda Jesús a ser auténticos?
Jesús nos muestra el propósito último de Dios: someternos a su señorío, lo que nos permite vivir en armonía con él y con nuestro propio interior.
¿Qué implica el señorío de Cristo?
Implica que somos su posesión, que él provee nuestras necesidades y que lo honramos en todo lo que hacemos.
¿Cómo podemos vivir auténticamente?
Al convencernos de que todo lo que hacemos es para el Señor, podemos liberarnos de la hipocresía y del control de la opinión ajena.
¿Qué nos impide vivir auténticamente?
Resistirnos al señorío de Cristo nos impide experimentar la verdadera autenticidad porque estamos diseñados para depender de él y vivir para su gloria.