Hombres de fe: los que luchan contra las tentaciones
El llamado a la batalla
Los hombres que profesan fe en Cristo han estado alejándose de él desde el inicio de la iglesia. El apóstol Pablo advierte en su primera carta a Timoteo: "Algunos han naufragado en su fe". Esta advertencia es relevante hoy en día, ya que observamos una ola de conversiones en línea.
Jesús anticipó esta situación: "En cuanto a lo que cayó entre espinas, son aquellos que oyen, pero a medida que avanzan, son ahogados por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y su fruto no madura" (Lucas 8:14). Estas mismas espinas siguen siendo afiladas y amenazantes para nuestra fe, especialmente con el uso de la tecnología.
El llamado a la lucha
Que la fe sea una lucha significa que creer no será fácil. Implica negarse a sí mismo y tomar la cruz (Lucas 9:23). Este sacrificio puede manifestarse en sufrimiento, desprecio y ataques del enemigo.
Enemigos de la fe
Pablo identificó los enemigos que amenazan nuestra fe:
- Orgullo: El orgullo nos lleva a sentirnos superiores a los demás e impide que nos sometamos a Dios.
- Distracciones: Las controversias y las discusiones innecesarias pueden desviar nuestra atención de lo esencial.
- Avaricia: El deseo insaciable de más puede sofocar nuestra vida espiritual.
Cómo vencer en la guerra
Para vencer en la guerra espiritual, debemos:
- Huir: Evitar las tentaciones tanto como sea posible.
- Perseguir: Cultivar la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la mansedumbre.
- Luchar: Equiparnos con la armadura de Dios y enfrentarnos a las tentaciones.
- Aferrarnos: Abrazar la vida eterna que Dios nos ha llamado a vivir.
El triunfo final
Algunos abandonarán la batalla, pero otros permanecerán firmes. Que su partida nos recuerde la importancia de luchar por la fe. Como hombres de Dios, estamos llamados a ser guerreros espirituales, a luchar contra las tentaciones y a aferrarnos a la esperanza de la victoria final.
Preguntas frecuentes sobre la fe y la lucha
1. ¿Por qué la fe es una lucha?
La fe requiere negarse a sí mismo, tomar la cruz y enfrentar el sufrimiento, la oposición y la tentación. No es fácil ni siempre natural.
2. ¿Cuáles son los enemigos de la fe?
El orgullo, la distracción y la codicia son enemigos que amenazan nuestra fe. El orgullo nos lleva a ponernos por encima de Dios, la distracción nos aleja de la verdad y la codicia nos hace buscar más de lo que necesitamos.
3. ¿Cómo luchamos la buena batalla de la fe?
Huimos de las tentaciones, perseguimos las virtudes (justicia, piedad, fe, amor, paciencia y amabilidad), luchamos con la armadura de Dios y nos aferramos a la vida eterna que Dios nos ha llamado a vivir.
4. ¿Por qué es importante no abandonar la fe?
A pesar de las dificultades, es esencial mantener la fe porque es una guerra que vale la pena luchar hasta el final. Quienes abandonan la fe se pierden el mayor tesoro que se encuentra en el cielo.