Hagan lo que Él les diga: El milagro de las bodas de Caná

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La intercesión de María

En las bodas de Caná, un acontecimiento crucial en la vida de Jesús, su madre, María, observó un percance: se había agotado el vino. Con preocupación, se acercó a su hijo y le informó de la situación.

Inicialmente, Jesús pareció dudar, pero ante la insistencia de María, instruyó a los sirvientes: "Hagan lo que Él les diga". Esta frase, "hagan lo que Él les diga", se convertiría en un eco constante a lo largo del ministerio de Jesús, un testimonio de la intercesión de María.

La transformación del agua en vino

Los sirvientes, siguiendo las instrucciones de Jesús, llenaron tinajas con agua. Para su asombro, el agua se transformó milagrosamente en vino de calidad excepcional. Los sirvientes, conscientes del origen del vino, le informaron al mayordomo, quien quedó atónito.

El mayordomo, llamando al novio, elogió su inusual decisión de servir primero el vino mejor. Este elogio es una analogía del papel de Jesús en la vida de los creyentes: Él viene a darles el "vino mejor", un vino de alegría, plenitud y vida eterna.

La gloria de Jesús revelada

El milagro de las bodas de Caná fue la primera "señal" de Jesús, un testimonio de su divinidad. Este acontecimiento manifestó su gloria, fortaleciendo la fe de sus discípulos. El agua, un símbolo de purificación y vida, se convirtió en vino, un símbolo de alegría y celebración.

Este milagro también reveló la naturaleza íntima de la relación entre María y Jesús. María, como madre intercesora, presentó las necesidades de los invitados a su hijo, quien respondió con generosidad y poder.

El comienzo del ministerio de Jesús

Las bodas de Caná fueron un evento trascendental que marcó el inicio del ministerio público de Jesús. Este milagro demostró su poder sobrenatural y su capacidad para satisfacer las necesidades humanas. También reveló su identidad divina, fortaleciendo la fe de sus seguidores.

El mensaje de "hagan lo que Él les diga" sigue resonando hoy. Es un llamado a confiar en las palabras de Jesús, a seguir sus enseñanzas y a buscar su intercesión a través de su madre, María. Al hacerlo, experimentamos la transformación de nuestras vidas, convirtiendo el "agua" de las dificultades en el "vino" de la alegría y la plenitud.

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