¿Hablar en lenguas: un don divino o una distracción?

El propósito del hablar en lenguas

El capítulo 14 de la Primera Carta a los Corintios aborda el tema del hablar en lenguas. El apóstol Pablo reconoce que es un don espiritual, pero enfatiza que debe usarse para la edificación de la iglesia, no para el beneficio personal.

El que habla en lenguas no habla con los hombres, sino con Dios, y nadie lo entiende. Habla misterios en el espíritu. En contraste, el que profetiza habla palabras de edificación, exhortación y consuelo para los demás.

El valor de la profecía

Pablo preferiría que todos hablaran en lenguas, pero cree que la profecía es un don más valioso. El que profetiza edifica a toda la congregación, no solo a sí mismo.

El apóstol advierte que hablar en lenguas sin interpretación puede ser confuso y desconcertante. Es como tocar una flauta o un arpa sin hacer distinciones en los sonidos. Si las palabras no se entienden, no edifican a los demás.

El uso apropiado de los dones espirituales

Los dones espirituales deben usarse para el beneficio de la iglesia, no para la autogratificación. El que habla en lenguas debe orar para poder interpretar lo que habla. También es importante mantener el orden y la decencia en las reuniones de la iglesia.

Las mujeres no deben hablar en las iglesias, pero se les anima a hacer preguntas a sus esposos en casa. Esta restricción está basada en la ley y la tradición.

La importancia de la madurez

Los cristianos deben ser maduros en su entendimiento, no como niños. Deben buscar los dones espirituales para la edificación de la iglesia, no para su propio beneficio.

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Pablo enfatiza que las lenguas son una señal para los incrédulos, no para los creyentes. Por lo tanto, si toda la congregación habla en lenguas y entran personas que no son creyentes, pensarán que los cristianos están locos. Pero si todos profetizan, los incrédulos serán convencidos y se darán cuenta de que Dios está presente entre ellos.

El orden y la paz en la iglesia

Todas las reuniones de la iglesia deben hacerse con decencia y orden. Si varias personas hablan en lenguas al mismo tiempo, debe haber un intérprete. Si no hay intérprete, el que habla en lenguas debe quedarse callado en la iglesia y hablar solo para sí mismo y para Dios.

Los profetas deben hablar por turnos, y los demás deben evaluar lo que dicen. Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas, y Dios es un Dios de paz, no de confusión.

Preguntas frecuentes sobre el don de lenguas

¿Qué es el don de lenguas?

El don de lenguas es un don espiritual que permite a una persona hablar en idiomas desconocidos para ella, guiada por el Espíritu Santo (v. 2).

¿Para quién es el don de lenguas?

El don de lenguas es para la edificación de la iglesia, no para impresionar a los demás (vv. 4-5).

¿El don de lenguas es más importante que la profecía?

No, la profecía es más importante que el don de lenguas, porque edifica a la iglesia y es comprensible para todos (vv. 3-5).

¿Debo interpretar siempre cuando hablo en lenguas?

Sí, si alguien habla en lenguas en una reunión de la iglesia, debe orar por la interpretación para que la iglesia pueda entender (v. 13).

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¿Las mujeres pueden hablar en lenguas en la iglesia?

No, las mujeres deben guardar silencio en la iglesia y no se les permite hablar (v. 34).

¿Es el don de lenguas una señal de madurez espiritual?

No, la madurez espiritual se demuestra en el entendimiento, no en el don de lenguas (v. 20).

¿Es el don de lenguas una señal para los incrédulos?

Sí, el don de lenguas es una señal para los incrédulos de que Dios está presente entre su pueblo (v. 22).

¿El don de lenguas es un signo de confusión?

No, Dios no es un autor de confusión, por lo que el don de lenguas debe usarse de manera ordenada y decente (v. 33).

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