¿Existen los profetas en la actualidad?
¿Qué es un profeta?
Los profetas transmiten mensajes divinos, sobre todo sobre acontecimientos futuros, a un grupo o persona específica. Actúan como mediadores entre Dios y los humanos.
¿Por qué eran necesarios los profetas?
- Fortalecían la credibilidad de las Escrituras, como las profecías sobre el Mesías que naciera en Belén.
- Ofrecían oportunidades de arrepentimiento, avisando de las consecuencias de las malas acciones.
- Comunicaban la palabra de Dios a los pecadores antes de la llegada de Cristo, actuando como puente entre un Dios santo y una humanidad pecadora.
¿Existen los profetas en la actualidad?
El debate teológico sobre este tema continúa. Algunos creen que la profecía cesó tras la creación de la Biblia completa, ya que esta contiene la palabra completa de Dios.
Sin embargo, otros sostienen que la profecía sigue existiendo, aunque con precaución ante los falsos profetas. Algunos cristianos creen haber presenciado profecías en la actualidad, mientras que otros lo niegan.
Cómo discernir la verdadera profecía
La prueba de fuego de la verdadera profecía es su coincidencia con las Escrituras. Si contradice la palabra de Dios, debe ser ignorada. Si se alinea al 100%, se debe buscar discernimiento sobre su significado para la propia vida.
Preguntas Frecuentes
¿Qué es un profeta?
Un profeta es un mensajero de Dios que recibe mensajes principalmente sobre eventos futuros y los transmite a un grupo específico de personas o a una persona determinada.
¿Por qué existieron los profetas?
Los profetas aumentaron la credibilidad de las Escrituras, proporcionaron oportunidades de arrepentimiento y transmitieron la palabra de Dios a personas pecadoras.
¿Siguen existiendo los profetas hoy en día?
Existen diferentes puntos de vista sobre la existencia actual de los profetas. Algunos creen que existen, mientras que otros sostienen que cesaron después de que se completara la Biblia.
¿Cómo podemos identificar la verdadera profecía?
La verdadera profecía se alinea con las enseñanzas de las Escrituras. Si contradice la Biblia, no debe creerse.