¿Eterno Dios o efímero humano?

La eternidad de Dios y la fugacidad de la vida

El Salmo 90 nos invita a reflexionar sobre la naturaleza contrastante de Dios y los seres humanos. Dios es eterno, un refugio inmutable a través de los siglos. Antes de la creación del universo, Él ya existía y seguirá existiendo para siempre. Por otro lado, los mortales somos criaturas transitorias, sujetas al tiempo y a la decadencia.

La fragilidad de la existencia humana

El salmista describe la vida humana como un soplo pasajero, comparándola con un sueño que se desvanece o con la hierba que florece y se marchita en un solo día. Nuestra existencia está marcada por el dolor y el sufrimiento, y nuestros años se consumen rápidamente. La ira de Dios se cierne sobre nosotros, revelando nuestros pecados ocultos y acelerando nuestro fin.

Lecciones de la brevedad de la vida

Ante la inevitabilidad de nuestra mortalidad, el salmista nos exhorta a "contar los días que tenemos". Al reconocer la brevedad de la vida, podemos encontrar sabiduría y propósito. Debemos aprovechar cada momento, cultivando el amor, la bondad y la fidelidad.

Anhelo de la misericordia y la restauración divinas

Aunque reconocen su propia fugacidad, el salmista y sus compañeros anhelan la misericordia y la gracia de Dios. Piden que Él regrese a ellos, aliviando su sufrimiento y restaurando su alegría. Ruegan por un cambio de sus años de aflicción a una vida llena de satisfacción y prosperidad.

Bendición y favor de Dios

El salmista concluye con una nota de esperanza y confianza. Cree que Dios puede intervenir en sus vidas, mostrarles su favor y bendecir sus esfuerzos. Al buscar la aprobación del Señor, pueden experimentar un sentido de plenitud y realización, incluso en medio de las vicisitudes de la vida.

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Preguntas Frecuentes

¿Quién es nuestro hogar eterno?

El Señor, de generación en generación (v. 1).

¿Cuánto tiempo ha existido Dios?

Desde antes de la creación del mundo, desde el principio hasta el final (v. 2).

¿Qué sucede cuando morimos?

Regresamos al polvo del que fuimos hechos (v. 3).

¿Cómo ve Dios el tiempo?

Un milenio es como un día para Él, y una noche como unas pocas horas (v. 4).

¿Cómo son los seres humanos ante Dios?

Como sueños que se desvanecen o hierba que florece y se marchita (v. 5-6).

¿Por qué sufrimos?

Por la ira y el enojo de Dios por nuestros pecados (v. 7).

¿Cuánto tiempo dura la vida humana?

Normalmente alrededor de 70 años, con algunos viviendo hasta 80 años (v. 10).

¿Qué debemos hacer con la brevedad de la vida?

Reconocerla y buscar sabiduría (v. 12).

¿Qué petición tenemos para Dios?

Que regrese a nosotros, se apiade de nosotros y nos conceda su amor y alegría (v. 13-15).

¿Qué queremos que Dios haga por nuestros esfuerzos?

Mostrar su aprobación y hacerlos exitosos (v. 17).

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