¡Esperanza para corazones desesperados! El Evangelio me salvó
El pozo de la desesperación
La depresión me ha acechado desde mi adolescencia. Tras la pérdida de mi abuela, el cambio de colegio y la ruptura de amistades, caí en un pozo de desesperación. La maternidad exacerbó mi oscuridad. Los pensamientos y sentimientos paralizantes me consumían.
El camino equivocado
Como terapeuta, intenté todo para gestionarlo. Aliviaban temporalmente mi malestar, pero no me daban la esperanza que ansiaba. Acudí a mi pastor en busca de ayuda.
Le relaté mis esfuerzos para salir del pozo: habilidades de afrontamiento, cambios de vida y soluciones externas. "Pero no te he oído mencionar cómo confías en lo que Cristo hizo por ti", respondió.
La verdadera esperanza
Me explicó que Jesús vivió una vida perfecta, murió por mí y resucitó para mi salvación. Aunque no salí completamente curada, me llevé una nueva semilla de esperanza. Con el tiempo, esa esperanza creció y echó raíces profundas en mi corazón.
Aunque la conversación con mi pastor no pareció revolucionaria, me recordó una verdad olvidada: mi esperanza no está en mis acciones, sino en lo que Jesús ya ha hecho por mí.
El Evangelio de la esperanza
En medio de la oscuridad de la depresión, el Evangelio ofrece esperanza. Jesús dijo: "En el mundo tendréis tribulación, pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33).
Jesús experimentó el dolor y el sufrimiento humanos. Conoció la tentación, el dolor, el miedo, la enfermedad y la muerte. Se hizo cargo de nuestro pecado y sufrimiento en la cruz, soportando el castigo que nos correspondía. Pero como era sin pecado, la tumba no pudo retenerlo.
Al resucitar, venció el pecado y la muerte. A través de la fe en su obra redentora, tenemos la esperanza de vida eterna en un lugar donde no habrá más dolor ni lágrimas.
Más que esperanza eterna
Además de la esperanza del más allá, el Evangelio nos brinda esperanza ahora. Como creyentes, somos adoptados como hijos de Dios y co-herederos con Cristo. Todas las promesas de Dios son para nosotros.
Podemos acudir al trono de la gracia con libertad y confianza, sabiendo que nos escucha, se preocupa por nosotros y nos ayudará. Como hijos amados, podemos confiar en que proveerá para nosotros y que su amor no depende de nuestras acciones, sino de la obra de Jesús.
Esperanza en medio de la oscuridad
La depresión puede volver a visitarme. Pero sé en quién he puesto mi esperanza. Cuando la desesperación me abrume, tomo aliento y recuerdo que Jesús "ha vencido al mundo". Porque Él venció al mundo y conquistó el pecado y la muerte, sé que puede resucitar la esperanza en un corazón lleno de desesperación.
¿Qué es el evangelio y cómo salva?
El evangelio es el mensaje de las verdades sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús. Al creer en estas verdades y confiar en ellas, somos salvos eternamente.
¿Cómo puede el evangelio salvarnos de la desesperanza?
El evangelio nos salva de la desesperanza al recordarnos que nuestra esperanza no está en lo que hacemos, sino en lo que Jesús ya ha hecho.
¿Qué ha hecho Jesús por nosotros?
Jesús ha vivido una vida perfecta, ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado de entre los muertos.
¿Cómo nos da esperanza el evangelio?
El evangelio nos da esperanza porque nos promete:
- Vida eterna sin dolor ni tristeza
- La adopción en la familia de Dios
- Acceso al trono de Dios
- Provisión y cuidado de Dios
- La fuerza de Dios en nuestra debilidad
- Que Jesús nos transformará y usará nuestras pruebas para nuestro bien