¿Es lícito sanar en sábado?

En una ocasión, Jesús fue invitado a cenar en casa de un fariseo. Mientras comían, notaron que había un hombre con hidropesía presente. Jesús se dirigió a los fariseos y les preguntó: "¿Es lícito sanar en sábado?". Ellos permanecieron en silencio, a lo que Jesús tomó al hombre y lo sanó, dejándolo ir.

Parábola de los invitados y el anfitrión

Jesús aprovechó la ocasión para enseñar una parábola a los invitados. Les advirtió que no debían ocupar los mejores asientos en las bodas, ya que podían llegar personas más honorables y ser desplazados. En lugar de eso, les recomendó que se sentaran en los lugares más bajos para que luego el anfitrión pudiera honrarlos.

Además, aconsejó al anfitrión que no invitara solo a sus amigos y familiares, sino también a los pobres, los discapacitados y los que no podían pagar, ya que ellos no podrían devolver el favor. De esta forma, el anfitrión sería bendecido en la resurrección de los justos.

Parábola de la gran cena

Otro invitado comentó: "¡Dichoso el que coma en el reino de Dios!". Entonces, Jesús contó la parábola de una gran cena a la que se invitó a muchos invitados. Cuando llegó la hora de la cena, un sirviente fue a buscarlos, pero todos comenzaron a excusarse con diversos pretextos.

Ante la negativa de los invitados, el anfitrión se enojó y ordenó a su sirviente que trajera a los pobres, los discapacitados y los mendigos para que llenaran su casa. Incluso después de esto, aún quedaba espacio, por lo que el sirviente tuvo que salir y obligar a todos los que encontró a entrar.

Leer Más:  ¿Son los Libros Apócrifos Realmente Escrituras? La Historia de los Apócrifos

El precio del discipulado

Jesús continuó su enseñanza advirtiendo a la multitud que seguirlo no era fácil. Les dijo que debían estar dispuestos a renunciar a todo, incluso a sus propias familias y a sus propias vidas. Además, tenían que tomar su cruz y seguirlo.

Para ilustrar este punto, Jesús contó dos parábolas: la del hombre que comenzó a construir una torre sin contar primero los costos, y la del rey que iba a la guerra sin asegurarse de tener suficientes tropas para vencer a su enemigo.

Finalmente, Jesús concluyó diciendo que la sal es buena, pero si pierde su sabor, no sirve para nada y se desecha. De manera similar, los discípulos deben conservar su sabor, su propósito y su compromiso con Dios.

Preguntas Frecuentes

¿Por qué no podían los fariseos responder a Jesús?

Porque no podían disputar la lógica de su argumento sobre ayudar a los necesitados en sábado.

¿Qué lección enseñó Jesús a los invitados a la cena?

Que deberían ser humildes y evitar buscar los mejores lugares, ya que Dios exalta a los humildes y humilla a los orgullosos.

¿A quiénes invitó Jesús a la fiesta en la parábola de la gran cena?

A los pobres, los mutilados, los cojos y los ciegos, porque no podían devolver el favor a quien los invitaba.

¿Qué sacrificio se requiere para ser discípulo de Jesús?

Odiar (en el sentido de amar menos) a la familia y a uno mismo, llevar la cruz y dejar atrás todas las posesiones.

¿Por qué es importante la sal?

Porque da sabor a las cosas, y cuando pierde su sabor, se vuelve inútil y se desecha. De manera similar, los cristianos deben tener un impacto positivo en el mundo, de lo contrario su testimonio se vuelve ineficaz.

Subir