¿Es la comida el lenguaje del amor? Una exploración de las comidas familiares y la comunión

La cocina como expresión de amor

Cuando era recién casada, mi esposo y yo nos dábamos cuenta de que la comida sabía mejor cuando la hacía otra persona. Yo no era una experta en la cocina y me sentía abrumada por la responsabilidad de preparar comidas diarias.

Sin embargo, con el tiempo y la práctica, mi habilidad culinaria mejoró. Empecé a disfrutar de las cenas familiares, ya que el planear, preparar, cocinar, poner la mesa y servir se convirtieron en una extensión de mi amor por mi familia.

El alimento eterno: Jesús, el pan de vida

Mientras me aventuraba en nuevas recetas, mi creatividad no estaba motivada por la autoexpresión, sino por el deseo de bendecir y hacer que nuestra mesa fuera un lugar alegre y memorable.

La comida que preparo para mi familia no dura. Se consume, se come y, a veces, se desecha. Sin embargo, Jesús habla de un "alimento que permanece para vida eterna" (Juan 6:27). Este alimento es Dios mismo, "el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo" (Juan 6:33).

La comunión en torno a la comida

En nuestras cenas familiares, hay un ingrediente esencial: el Señor Jesucristo. Cuando su Espíritu está presente, incluso una comida sencilla se convierte en una oportunidad de gratitud hacia Dios.

Compartimos la Palabra de Dios, discutimos eventos diarios a la luz de ella o cantamos himnos. Al igual que comemos alimentos físicos para sobrevivir, también alimentamos nuestras almas con la Palabra de Dios.

Sello comestible de comunión

Compartir una mesa de comida física representa una comunión más profunda. En 1 Corintios 5:11-13, Pablo advierte sobre evitar comer con alguien que profesa a Cristo pero persiste en el pecado. Comer juntos como cristianos es una señal de nuestra comunión espiritual.

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Cada cena familiar es una oportunidad para dar la bienvenida a los niños en la comunión de Cristo que existe entre padres y madres. Ofrecemos alimentos físicos que nutren, mientras compartimos el alimento eterno de Cristo.

Preparar comidas como Dios

Dios no nos invita a un banquete; solo debemos llevar nuestro hambre y necesidad de él. Somos invitados a su mesa, donde nos ofrece su comunión y la de su pueblo. Él es el Proveedor, el Hacedor y el Nutriente del cuerpo y el alma para siempre.

Preguntas frecuentes

¿Cómo puede el compartir una mesa representar una comunión más profunda?

El compartir una mesa de comida física representa una comunión espiritual más profunda, ya que simboliza la unidad y la conexión.

¿Por qué es importante traer al Señor Jesucristo a nuestras mesas de cena?

Traer al Señor Jesucristo a nuestras mesas de cena es esencial porque transforma una comida básica en una oportunidad de agradecimiento a Dios y de compartir la "comida imperecedera" que es Jesucristo.

¿Cuál es el papel de la Palabra de Dios en las comidas familiares?

La Palabra de Dios es un alimento espiritual esencial que nutre y fortalece a las familias. Comerla juntos alrededor de la mesa es una forma de compartir una comida familiar y construir una comunión eterna.

¿Cómo podemos crear un ambiente de comunión en las comidas familiares?

Crear un ambiente de comunión en las comidas familiares implica trabajo y práctica. Requiere mantener cuentas cortas, arrepentirse de los pecados, pedir y otorgar perdón, y disciplinar amorosamente a los niños cuando sea necesario.

¿Por qué es el alimento preparado por Dios el mejor de todos?

El alimento preparado por Dios, Jesucristo, es el mejor de todos porque se hace sin nuestra ayuda y satisface nuestras necesidades más profundas de hambre y conexión espiritual.

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