¿En quién confiar: en los ídolos o en el Dios verdadero?
La falsedad de los ídolos
El Salmo 115 nos advierte sobre la inutilidad de los ídolos. Son obras humanas hechas de materiales sin vida, incapaces de ofrecernos ayuda o protección. No pueden ver, oír, hablar, o actuar. Quienes los crean y confían en ellos solo se engañan a sí mismos.
La grandeza y el poder de Dios
En contraste con los ídolos vacíos, nuestro Dios es el Creador omnipotente que reside en los cielos. Él tiene el poder de hacer todo lo que se proponga. Su misericordia y fidelidad son inquebrantables. En lugar de buscar ayuda en los ídolos, debemos confiar en el único Dios verdadero, quien es nuestra fortaleza y escudo.
Bendiciones para quienes confían en Dios
Quienes ponen su confianza en Dios experimentarán su cuidado y bendición. Él recordará a sus hijos y los bendecirá abundantemente, tanto a los grandes como a los pequeños. Aumentará sus familias y les concederá el favor de quien creó los cielos y la tierra.
La alabanza eterna a Dios
A diferencia de los ídolos inertes, los que vivimos alabamos a Dios continuamente. No descansaremos hasta que su nombre sea glorificado por toda la eternidad. Reconocemos que nuestra vida y esperanza están en Dios, y le damos gracias por su amor y fidelidad inquebrantables.
Preguntas Frecuentes
¿Por qué no debemos gloriarnos a nosotros mismos, sino a Dios?
Para honrar Su misericordia y fidelidad, evitando que los paganos cuestionen Su existencia.
¿Dónde se encuentra Dios?
En los cielos, con poder para hacer Su voluntad.
¿Cómo son los ídolos?
Hechos por manos humanas, incapaces de hablar, ver, oír, oler, tocar o caminar.
¿Quiénes son como los ídolos?
Aquellos que los hacen y los que confían en ellos.
¿En quién debemos confiar?
En el Señor, porque Él es nuestro ayudador y protector.
¿Quién bendice a los que confían en el Señor?
El Señor, bendiciéndolos a ellos, a sus familias y a sus descendientes.
¿Quiénes no pueden alabar al Señor?
Los muertos y los que guardan silencio en la muerte.
¿Cómo debemos responder a la bondad de Dios?
Alabándolo desde ahora y para siempre.