¿En qué nos estamos convirtiendo?

El poder de la admiración

Nuestra vida está marcada por un ciclo constante: lo que más admiramos es lo que, en última instancia, nos define. Aunque nuestros sentimientos puedan fluctuar a lo largo del día, hay una fuerza inquebrantable que nos impulsa hacia la semejanza de Cristo.

Una transformación continua

Como afirma el apóstol Pablo, "Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria" (2 Corintios 3:18). Esta transformación es un proceso continuo, no un acontecimiento aislado. Contemplamos la gloria de Dios diariamente, a través de la predicación, la lectura de la Biblia y el compañerismo con otros creyentes.

Admirando la gloria de Dios

La admiración es un faro que guía nuestro camino. Cuanto más admiramos la gloria de Dios, más nos asemejamos a él. Al fijar nuestros ojos en su carácter, sus caminos y su propósito, permitimos que su luz moldee y transforme nuestro ser.

Un proceso gradual

La transformación espiritual no es un cambio repentino, sino un proceso gradual. Como un artista que trabaja cuidadosamente en un lienzo, Dios nos moldea de "gloria en gloria". Este proceso puede incluir momentos de oscuridad y pruebas, pero también está lleno de esperanza y crecimiento.

Un futuro glorioso

Ninguno de nosotros ha llegado a la meta, pero el viaje hacia la semejanza de Cristo está lleno de promesas. A través de la cruz, nuestros pecados han sido pagados y un nuevo nacimiento nos ha dado vida espiritual. Ahora, a medida que contemplamos la gloria del Señor, estamos siendo transformados progresivamente en su imagen, preparándonos para un futuro glorioso en su presencia.

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Preguntas frecuentes

¿Por qué es importante lo que admiramos?

Porque nos estamos convirtiendo gradualmente en aquello que más admiramos.

¿Cómo se aplica esto a nuestra relación con Dios?

Al contemplar la gloria de Dios, nos transformamos gradualmente a su imagen.

¿Es este un proceso constante?

Sí, es un proceso continuo, no un acontecimiento único.

¿Por qué esto es alentador?

Porque reconoce que ninguno de nosotros es perfecto y que seguimos creciendo en nuestra fe.

¿Cuáles son algunas formas de contemplar la gloria de Dios?

A través de la predicación, la lectura de la Biblia y la participación en conferencias religiosas.

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