El Testimonio del Espíritu: ¿Cómo Sé que Soy Salvo?

Evidencias en Nuestras Vidas

El testimonio del Espíritu Santo no es una voz externa que nos dice "Tú eres mi hijo". Es una obra interna que produce evidencias en nuestras vidas. La Biblia dice que quienes son guiados por el Espíritu son hijos de Dios (Romanos 8:14).

Estas evidencias incluyen el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad y más (Gálatas 5:22-23). Al observar nuestras vidas, podemos buscar señales de que el Espíritu está obrando en nosotros, contrarrestando nuestra naturaleza pecaminosa.

Es importante recordar que el testimonio del Espíritu no es perfección, sino una dirección hacia la santidad. Podemos pedirle a Dios que nos conceda evidencias de Su presencia en nuestras vidas.

Un Grito del Corazón

Además de producir evidencias, el Espíritu Santo también despierta en nosotros un sincero clamor hacia Dios como nuestro Padre y Cristo como nuestro Señor. La Biblia dice que por el Espíritu clamamos: "¡Abba, Padre!" (Romanos 8:15).

Este grito es una expresión de dependencia, gratitud y amor. Una persona sin Cristo no puede llamar a Dios de esta manera, ya que su naturaleza egoísta los impide.

Si nuestros corazones claman no solo por el Padre, sino también por Jesús como Señor, es una señal de la presencia del Espíritu Santo en nosotros. Es parte de Su obra de asegurarnos de nuestra salvación.

Mirando al Padre y al Hijo

Finalmente, es importante recordar que la fuente de nuestra seguridad no se encuentra en enfocarnos en nosotros mismos, sino en mirar al Padre y al Hijo. Jesús dijo que el Espíritu Santo lo glorificará (Juan 16:13-14).

Leer Más:  ¿Qué es la oración?

Por lo tanto, para que el Espíritu Santo despierte en nosotros un clamor genuino hacia Jesús y el Padre, debemos enfocarnos en ellos. Al contemplar Su amor y gracia, el Espíritu Santo puede glorificarlos en nuestras vidas, dándonos la seguridad de que somos hijos de Dios.

¿Qué significa que el Espíritu testifique con nuestro espíritu que somos hijos de Dios?

Según Romanos 8:16, el Espíritu Santo da testimonio de nuestra condición de hijos de Dios mediante dos formas:

Evidencias de que pertenecemos a Dios

El Espíritu Santo produce evidencias en nuestras vidas de que somos hijos de Dios. Estas evidencias se manifiestan en los frutos del Espíritu, como el amor, la alegría, la paz, la paciencia y la bondad. Cuando observamos nuestras vidas y vemos un cambio en nuestra naturaleza egoísta y caída hacia estas cualidades, reconocemos el trabajo del Espíritu en nosotros.

Un clamor de "Padre" y "Señor"

El Espíritu Santo suscita en nuestros corazones un clamor genuino y sentido hacia Dios como nuestro Padre y hacia Cristo como nuestro Señor. Este clamor de "Abba, Padre" es una expresión íntima, afectuosa y dependiente que refleja nuestra relación con Dios. Cuando nuestro corazón anhela a Dios con humildad, gratitud y confianza, es una señal de la presencia del Espíritu Santo en nosotros.

Subir