El supremo regalo

La búsqueda de la bendición

Vaneetha Rendall Risner, autora del libro "Desesperados por la Esperanza", afirma que nuestras expectativas hacia Dios suelen estar sesgadas. Creemos que si somos fieles y oramos lo suficiente, recibiremos las bendiciones que deseamos. Esta idea se basa en la creencia de que nuestras acciones controlan la respuesta de Dios, lo que lleva a sentimientos de culpa y juicio cuando las cosas no salen según lo planeado.

El valor supremo de Dios

Sin embargo, la Biblia revela una verdad transformadora: el objetivo de la vida no es recibir bendiciones terrenales, sino conocer y deleitarse en Dios mismo. El mejor regalo que Dios puede darnos no es la salud, la prosperidad o la felicidad, sino más de sí mismo. Esta bendición es inmutable, crece con el tiempo y perdura eternamente.

El sufrimiento como camino a Dios

Paradójicamente, el sufrimiento puede conducir a este supremo regalo. Cuando nuestras posesiones se desvanecen, cuando el dolor y los anhelos no realizados nos abruman, empezamos a anhelar algo más duradero. En estos momentos, encontramos a Jesús y reconocemos su valor incomparable. Su presencia y amor nos satisfacen más que cualquier bien material.

La gracia de Dios

Es esencial reconocer que nuestra rectitud no puede ganar el favor de Dios. Nuestras buenas obras son como trapos sucios, y todo lo que recibimos es pura gracia. Parte de esa gracia es no concedernos todo lo que pedimos. Dios tiene un plan más grande para nosotros, un plan que nos glorifica a Él y nos brinda un gozo eterno.

Dios no concede todos nuestros deseos, incluso cuando oramos con fe. Sin embargo, promete satisfacer nuestra sed con su amor inquebrantable mientras nos acompaña en cada prueba. En vista de su valor supremo, este regalo es infinitamente mayor que cualquier bendición terrenal.

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Preguntas Frecuentes sobre la Naturaleza de Dios y el Sufrimiento

¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
Según el texto, Dios no desea el sufrimiento, sino que lo usa para revelar verdades más profundas sobre sí mismo y su propósito para nuestras vidas. El sufrimiento nos ayuda a valorar y anhelar la presencia de Dios sobre todas las cosas.

¿Cómo puedo encontrar esperanza en medio del sufrimiento?
El texto sugiere que la verdadera esperanza se encuentra en conocer a Jesús, quien es más valioso y satisfactorio que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer. Saber que Dios está con nosotros en nuestros momentos de dolor puede brindar consuelo y fortaleza.

¿Es Dios responsable de nuestro sufrimiento?
El texto argumenta que Dios no es responsable del sufrimiento, sino que es parte de su plan más amplio para nuestras vidas. Dios no nos da todo lo que pedimos porque sabe lo que es mejor para nosotros y quiere llevarnos a un lugar de madurez espiritual.

¿Puedo orar por la sanación y esperar que Dios la conceda?
El texto afirma que debemos orar con fe, pero que Dios no siempre concederá nuestras peticiones porque sus planes son más grandes y mejores que los nuestros. La verdadera sanación se encuentra en conocer a Dios y confiar en su soberanía.

¿Cómo puedo evitar sentirme culpable por el sufrimiento?
El texto nos recuerda que la culpa no es útil y que Dios nos ama incondicionalmente. En lugar de culparnos a nosotros mismos o a Dios, debemos centrarnos en aprender y crecer a través de nuestras experiencias de sufrimiento.

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